viernes, 27 de marzo de 2015

Las chicas de la luz roja

Dicen que el mejor modo de aprender y conocer cosas es viajando y eso hice hace un par de semanas. Me embarqué con una amiga curiosa del mundo como yo a Ámsterdam, tierra de canales, artistas, quesos y pueblecitos idílicos, pero también una ciudad permisiba y liberal en muchos sentidos, entre ellos, la prostitución.
Y es que el más pintoresco y turístico barrio de Ámsterdam, el Barrio Rojo, es mundialmente conocido por todos sus coffee shops donde sus calles y plazas colindantes están envueltas por un ambiente embadurnado de marihuana cuyo olor a porro te tumba al suelo. Pero esta atípica zona también es famosa por los escaparates que adornan sus calles y estrechísimos callejones, en los que las prostitutas, realizan sus actividades profesionales desde hace siglos.
Prostitutas ejerciendo legalmente.
La prostitución está completamente regulada en los Países Bajos, de forma que cada prostituta está obligada por ley a tener contratada una seguridad social privada (como cualquier trabajador neerlandés), a pagar tributos al estado, hacer declaraciones de hacienda y todos los procesos legales a los que un trabajador o empresa han de llevar a cabo para mantener su estatus de legalidad.
Estas chicas, alumbradas bajo un tubo de neón rojo, te saludan desde su escaparate cual maniquí del H&M, la mar de monas ellas con su maquillaje y su lencería o mini vestido sexy, empotradas en su pequeño cubículo por el que los clientes acceden desde el mismo escaparate y que no debe de contar con más de diez metros cuadrados. Ahí,  como sardinas enlatadas, tienen su cama, su tocador y realizan sus servicios.
Estos locales de prostitución se encuentran abiertos tanto de día como de noche, pero la máxima afluencia de público tiene lugar las noches de los fines de semana, porque como dicen, de noche todos los gatos son pardos.
Mirando ese curioso panorama, en el que éramos muchos los que pasábamos por ahí solo por cotillear y cerciorarnos de que las prostitutas del Barrio Rojo existen y no son ninguna leyenda urbana, a mi amiga y a mi nos entró la duda de si realmente estas chicas ejercían la prostitución ahí, separadas de una calle llena de gente curiosa solamente por una puerta de cristal o si en realidad era simplemente una atracción más de feria, un referente turístico de la ciudad que tenía que estar allí por simple morbo. El caso es que nos sentamos en la mesa de un coffee shop (no voy a especificar ni lo que fumé ni lo que comí) junto a una ventana que daba directamente a uno de esos callejones de luces rojas y maniquíes vivientes y matamos nuestra curiosidad. El resultado fue que una sola de esas chicas, en tres cuartos de hora atendió a cuatro clientes, fuera el trabajito que fuera. El caso era que estos entraban, se corría la cortina negra del escaparate (para dejar un poco de intimidad), pasaba el tiempo y cuando el colega salía contento y sableado a partes iguales (porque diez minutos de servicio en ese minicuarto, pero tratándose de una prostituta del Barrio Rojo, debe de ser caro de cojones), la chica se retocaba el pintalabios en su tocador y vuelta al trabajo y al reclamo de clientela.
Depués de esos minutos de observación, nos surgió el inevitable debate moral: ¿Es una práctica denigrante para la mujer? ¿Es un trabajo respetable como cualquier otro? Pues es cierto que eso de estar exhibiendo el cuerpo en ropa interior para los turistas curiosos suena un poco deshonroso y sucio, mil ojos mirándote como a un pedazo de carne. Pero, ¿no hacen lo mismo, por ejemplo, los angelitos de Victoria’s Secret o las que posan para las portadas de revistas masculinas: contonearse y exhibirse en ropa interior y, en cierto modo, mercantilizando su cuerpo? Sin embargo eso no se cuestiona tanto si es respetable o no. Vale, no es lo mismo, no es una comparación en igualdad de condiciones porque las prostitutas rojas son eso, prostitutas, y no solo poner a la vista su anatomía, sino que venden servicios sexuales.
El Barrio Rojo de Ámsterdam

Pero al menos son prostitutas que cotizan en la seguridad social, considerándose unas trabajadoras más, algo que no ocurre con tantas otras que tienen que venderse en condiciones pésimas para luego ser saqueadas por cualquier chulo y que con los años no puedan aspirar a una modesta pensión de jubilación.
Nose, el debate queda abierto, habrá opiniones para todo. Pero como mucha gente opina, a veces, legalizar algo y normalizarlo produce mejores efectos que su prohibición y persecución. Yo opino que la prostitución siempre ha estado ahí, por algo dicen que es la profesión más antigua del mundo, y siempre lo estará, ¿qué menos que facilitarles las cosas a estas chicas?
Y por último, un dato más sobre este distrito de Ámsterdam y sus chicas de la luz roja: “en los últimos años de la década de los noventa, se llevó a cabo un experimento sociológico en las calles del distrito rojo. En lugar de prostitutas, unos hombres ejercieron la prostitución durante unos meses. El estudio concluyó en que no había en Ámsterdam interés por parte de las mujeres en ese tipo de servicio, e incluso durante esos meses, se sucedieron protestas por parte de las prostitutas, que consideraban a esos hombres "denigrantes". Se intentó poner a chicos en las vitrinas y efectivamente se pusieron a 5 chicos de entre más de 1000 que lo solicitaron, el problema fue que en 3 horas la calle estaba llena de periodistas y chismosos por lo que los chicos no aceptaron ser grabados, interrogados y perder parte de su privacidad. Se dice que en las 3 horas que duraron los chicos en el barrio rojo hubo 6 clientes, todos hombres”.

Nada, que el  Barrio Rojo lo dominan las mujeres, no hay cabida para prostitutos. 

martes, 17 de marzo de 2015

Dos opciones igual de respetables

Tal vez sea un atrevimiento por mi parte, porque voy a hablar de un tema relacionado con el trabajo y la maternidad sin haber estado metida en la piel, aunque sí que veo y observo casos cercanos de mujeres de mi alrededor continuamente, que se ven en el difícil dilema de inclinar la balanza a ser una super madre ejemplar o trabajar como una bellaca para alcanzar el éxito profesional.
Bueno, hay veces que no existe elección: toca trabajar más y en X condiciones porque sí y que no se te ocurra quejarte, que hay muchas más a la cola queriendo estar en tu puesto.
¿Trabajo o familia? ¿se puede vivir sin renunciar a una de ellas?
 Cuando la situación económica de una familia es poco propicia para liarse la manta a la cabeza y dejarlo todo para dedicarse a la educación de los niños, no hay nada que opinar, sería muy injusto ya fuera para bien o para mal, porque ya no es una elección libre, se trata de una jodida obligación indiscutible.
Pero hay mujeres que sí que se pueden permitir una de estas dos opciones, mira por donde la supermodelo Gisele Bündchen ha anunciado su retirada de las pasarelas y todo lo que tenga que ver con la moda, salvo excepciones supongo, y los motivos son que quiere pasar más tiempo al lado de sus hijos. Ahora muchas diran: "Claaaaaro, como es Gisele Bündchen puede permitirse vivir bien sin trabajar", pues sí, ¿qué pasa? ¿Es que otras que tuvieran esa posibilidad no lo harían? Seguro que sí. Hay veces que, cuando una llega a lo máximo que puede dar de sí, laboralmente hablando, o sin ser así pero valora que le puede más otras cosas, lo hace y punto.
G. Bündchen dando de mamar a su bebé mientras se prepara para una sesión de trabajo.
   




El que una mujer abandone su trabajo para pasar más tiempo con sus hijos no es una decisión retrógrada ni que haga daño a la lucha de los derechos de la mujer. Yo lo veo más como un sacrificio digno de valorar: renunciar a algo que te puede llenar o te hace sentir autosuficiente (si el trabajo te gusta claro) por complacer a otra persona. Mi madre lo hizo por mi hermano y por mí y nunca he visto esa decisión como un fracaso, al reves, lo veo como una importante decisión que le agradeceré toda la vida.
Luego está el versus de lo que hemos hablado, la otra opción: Tengo hijos, paso muy poco tiempo con ellos pero mi faceta profesional es muy importante y no quiero renunciar a ella. Perfecto. ¿Por qué no? ¿Por qué una mujer tiene que renunciar a sentirse realizada como trabajadora? ¿Porque es mujer y le toca? Pues no, porque en muchos matrimonios se decide que la mujer asuma el papel de "traer el dinero a casa" y el hombre el de "amo de casa" y no por eso la mujer es mala madre ni descuida a sus hijos, porque si fuera así, más del 70% de los padres serían consederados "malos padres" y en ningún momento se dice nada al respecto, además de porque no es así. Y es que me gusta poner ejemplos de famoseo, no voy a contar el caso de mi amiga Pepita que no la conoce ni su madre y a nadie le tiene porqué interesar, pero hace unos meses se anunció el traslado de la cantante Marta Sanchez a Miami, por logística, la chica quería conseguir más, sentirse más
La cantante forma parte de ese grupo de mujeres que han decidido dedicar más tiempo a su profesión.
realizada aun si cabe como artista y para ello tuvo que tomar la difícil decisión de separarse de su hija y dejarla a cargo de su ex marido y padre de la niña, intentando ella visitarla en todas las ocasiones que pudiese. Que a nadie se le ocurra criticar a Marta Sanchez o más bien, al modelo de mujer-madre que representa Marta Sanchez, porque igual que es digno de alabar que una mujer renuncie a su trabajo y se dedique a la familia, también lo es que haga lo contrario, que busque otras metas, otras motivaciones... lo que no significan abandonar a un hijo o una hija, solo se pospone o se compensa en otros momentos y de otr0s modos. Es más, para rizar más el rizo, ¿es bueno que una mujer desatienda su vida laboral y la abandone por obligación para finalmente dedicarse en cuerpo y alma a los hijos? ¿Cómo serían a la larga esos cuidados? ¿Trataría a sus hijos con resentimiento o apatía culpándolos de por vida por esta decisión?
Por eso mismo, porque muchas no nos hemos visto en ninguna de las dos situaciones y por tanto, no podemos entenderlas, mejor no las critequemos, valorémoslas pensando que siempre se toman cualesquiera de estas dos decisiones para bien, pensando en todo momento que es la más acertada. 
¡Toma ya! Que bien he quedado.

martes, 3 de marzo de 2015

Mentiras y gordas

… ¡Y tan gordas! Como que al final una se las acaba creyendo.
Algunas mentirijillas nos las callamos...
Todas y todos hemos pecado alguna vez de soltar alguna mentirijilla, como ampliar nuestro curriculum haciendo creer que tenemos un buen nivel de ingés o que manejamos Windows de maravilla, o exagerado una anécdota para que resulte más graciosa o más dramática o más del toque que le queramos dar para que nuestros espectadores se queden de dos piezas… Pero son cositas que se nos “escapan” en momentos puntuales y que al final pasan desapercibidas y no tienen por qué influir en nuestras vidas ¿Quién no ha engañado a su madre, cuando suspendía el examen, para salvar el culo y no tener que quedarse en casa ese fin de semana? Esas cosas no le convierten a una en una mentirosa patológica, vamos, creo yo.
Pero el hecho de que una se cree una vida, con sus éxitos y sus proezas, en torno a una farsa que se va haciendo cada vez más grande, tanto que al final la controla a una misma hasta el punto de creerse esa vida ficticia, va más allá de una mentira piadosa.
Estamos hablando de la Mitomanía, una invención inconsciente y demostrable de acontecimientos muy poco probables y fácilmente refutables. ¿Y por qué hablamos de esto? Pues porque últimamente ha habido una tendencia de alguna que otra famosilla de dárselas de superstar, haciéndonos creer que ha estado en la mismísima gala de los Oscar. Lo de la tal Sonia Monroy como que no coló, aunque la chica lo hizo a posta simplemente para que se hablara de ella, aunque fuera mal, y lo consiguió. Pero lo que dejó a la gente perpleja fueron los embustes de Anna Allen, una actriz española, principalmente conocida por su papel de la novia de Tony Alcántara en la serie Cuéntame cómo pasó, que por cierto, lo hacía bastante bien, vamos que era una actriz poco conocida pero parecía de las serias. Pero después de ponerse a la altura de la Monroy, haciendo un montaje de su falsa presencia en la alfombra roja de los Oscar y ser descubierta, se desmanteló toda una vida inventada. Anna Allen no solamente jugó al
Anna Allen teletransportada
a la alfombra roja de
los Oscar.
photoshop en una importante gala del cine, también hizo fotomontajes posando con el elenco de la famosísima The Big Bang Theory para que todos sus seguidores creyeran que estaba interviniendo en algunos de sus capítulos,  y lo mismo decía sobre White Collar, la serie que protagoniza el buenorro Matt Boomer y la millonaria producción francesa Versailles. Ahora también ha salido a la luz que AntoñitaLaFantástica Allen se atribuyó el ser embajadora de la marca Vertu y de Fight Aids, junto con Estefanía de Mónaco. ¿Whaaaat? ¿Qué ha conseguido con todo esto? Ahora está siendo trendig topic en las redes sociales, pero después, si su intención es seguir dedicándose a la interpretación, no creo que alguien vaya a ofrecerle un proyecto mínimamente decente, después de la imagen de mentirosa “chapucilla”, porque encima le ha salido fatal.
Anna Allen con sus colegas de
The Big Bang Theory
Pero el caso de esta actriz, que he puesto de ejemplo por ser tan comentado últimamente, es uno más de los 10 mitómanos  que se dice que hay por cada 100 personas, sin distinción de sexo, al parecer hombres y mujeres tenemos las mismas probabilidades de mentir. ¿Y qué les lleva a hacer todo esto? Pues el mentiroso patológico es un adicto más, su adicción es mentir inconscientemente, por lo general, por motivos de falta de seguridad de uno mismo con su forma de relacionarse socialmente. Pero la mitomanía puede llegar a causar graves problemas legales relacionados con el fraude. El patrón suele ser el siguiente: mentiras duraderas en el tiempo, improbables y favorables para el mentiroso o mentirosa… Diagnóstico para Anna Allen: tienes un problema gordo.
Por ahora, esta pobre actriz a la que estoy machacando inintencionadamente, ya que es a quien he cogido como conejillo de indias para este post, la solución que ha puesto a todo este vendaval que se está generando sobre ella es bloquear o cerrar sus cuentas oficiales de Twitter y Facebook, en lugar de dar la cara y enmendar su error. La verdadera solución, según leo en internet, es la psicoterapia, como tratamiento de una persona que sufre la mentira patológica, aunque “no ha habido ninguna investigación realizada sobre el uso de medicamentos farmacéuticos para el tratamiento de los mentirosos patológicos. Algunas investigaciones sugieren que ciertas personas pueden tener una "predisposición a la mentira" debido a trastorno de la personalidad”.

Y hasta aquí llega mi pequeña investigación sobre la Mitomanía.
El mitómano más famoso del mundo lo superó