miércoles, 27 de enero de 2016

Mejor que "Sin tetas no hay paraíso"

Bueno, estaba deseando escribir un post sobre este culebrón que supera cualquier ficción, pero era necesario conocer más detalles y con todo lo que se ha estado hablando había un lío de informaciones: actores de Hollywood y narcotráfico entre, encuentros clandestinos, negocios de tequila y producciones cinematográficas, todo bien a escondidas… o a lo mejor no tan bien, dados los acontecimientos.
Kate, la reina del Chapo
Tenemos al Chapo Guzmán, uno de los narcotraficantes más importantes, dirigente del cartel de Sinaloa, al que se le atribuyen más de 6.000 asesinatos. En octubre del año pasado es noticia por dejar con el culo al aire al personal de la mayor cárcel de seguridad de México, escapándose por el hueco de la ducha de su celda, con cámaras grabando y todo, vamos, un hacha del escapismo. Pero este “Duque” de pacotilla echa a perder una fuga perfecta por una mujer, y es que cuando dicen que tiran más dos tetas que dos carretas… Pues eso le pasó al “atractivo” narcotraficante, que se le bajó la sangre del cerebro y perdió la cabeza por una actriz, Kate del Castillo también mexicana, que, sin ella saberlo condujo a la policía hasta  la mismísima guarida del fugado. Y el tercero de la telenovela es el actor Sean Penn que asesorado y guiado por Kate, se reúne con el Chapo con la intención de entrevistarlo para hacer una adaptación cinematográfica de su vida, como si fuese alguien digno de admiración. En fin, unos adaptan al cine la vida de Gandhi o de Lady Di y otros lo hacen con asesinos maleantes prófugos de la ley, en fin, supongo que el conocido actor algo tendrá que decir a la justicia, igual que Kate alias “Cata”.
Los temas legales, ya sea encubrimiento, obstrucción a la justicia, colaboración con el narcotráfico o lo que sea que hayan hecho los dos actores, lo dejamos para los entendidos en leyes, si están salpicados de mierda puede que paguen las consecuencias o que salgan de rositas, porque en este mundillo se unta, se maquilla, se esconde y se destruye lo que haga falta.
El trío de la noticia
Pero aquí hay una historia mucho mejor, mejor que la que querían producir Penn y Kate: cómo el Chapo jode su perfecto plan de fuga por sus delirios de amor o su enchochamiento o lo que sea que sintiera por Kate del Castillo, a la que tenía en un pedestal. Por lo visto él idolatraba a la actriz, famosa por su papel en La reina del Sur, una serie que trata precisamente del narcotráfico, y su interés obsesivo se intensificó a raíz de un tweet de Kate, en el que le pedía al Chapo que usara su poder para hacer el bien y ser un “héroe”. El otro se ve que se puso como una moto y con la excusa de un negocio de tequila de la actriz empezaron a establecer contacto a través del abogado de él, que ya se encontraba en prisión. En conversaciones pinchadas por la policía de la “Reina del Sur” con el “Duque” de chiste, quien ya tiene unos 18 hijos de 7 mujeres distintas y que suele inclinarse más hacia chicas jovencitas, de unos 20 años, se nota que, independientemente de los negocios que quisiera tener con ella, estaba encoñao perdido aunque Kate se saliera de su “prototipo” de mujer (ella tiene más de 40 años y es económicamente independiente), lanzándole mensajes a lo “culebrón” como “Te cuidaré más que a mis ojos”. En principio, Kate del Castillo no tenía ninguna necesidad de sacar ningún beneficio económico extra de su relación con el  Chapo: ella es económicamente más que autosuficiente, una aclamada actriz en su país y posee dos productoras. Por eso se dice que probablemente su idilio se quedara en algo platónico, que el Chapo no fuera nada más que un pagafantas que Kate del Castillo mantenía contento con mensajitos tiernos y empalagosos. Pero por otro lado el hombre estaba más que preparado y todo indica que posiblemente ahí hubo tema y mandanga, porque una vez pillado por la policía, en la guarida del Chapo se encontraron cajas de viagra y DVDs de las serie La Reina del Sur y semanas antes de su encuentro secreto con Kate y Sean Penn, se sometió a una operación de genitales, le pusieron un implante para aumentar la circulación sanguínea de la zona, tal vez para sorprender a su actriz favorita…
Aunque está claro que a Kate no le hace falta dinero, según la gente que  la conoce es que le va el peligro (UUUUHHHH!!!!), lo cierto es que la chica lo tiene chungo, porque iba a recibir 5 millones de dólares por producir la película del Chapo (y puede que le adelantaran la mitad del pago), además hay indicios de que el Chapo, con el dinero del narcotráfico, invirtiera en el negocio de Tequila de Kate, por no decir que, con o sin revolcones, ella sabía dónde estaba escondido su “protector” y ahora le toca demostrar ante la justicia estadounidense (tiene la nacionalidad) que no ha colaborado o recibido dinero del traficante. Sus últimas películas y series de momento están pendientes de estreno. Chungo, Kate…
Igualitos:
Cata y el Duque vs Kate y el Chapo



Sin tetas no hay paraíso fue una serie de ficción, con un Miguel Ángel Silvestre  buenorro que hacía de jefe de narcotráfico, “El Duque” de los duques y terminaba enamorándose de una jovencita e ingenua Catalina, que acaba siendo salpicada por el mundo del narco y el proxenetismo, destrozando su inocencia, pero que a su vez cambia y convierte al Duque en una buena persona, pero no le da tiempo a hacer buenas acciones porque sus enemigos lo matan a tiros y él es casi beatificado y Catalina, desolada, va a parar a la cárcel injustamente. En esta historia real, el Duque es un narcotraficante gordo, viejuno y con necesidades de agrandamiento de pito y la dulce Catalina es sustituida por una exuberante actriz mexicana de renombre, pero por lo que se ve, es “gata vieja”, porque de inocente nada, sus chanchullos también los tiene, ahora hace falta saber hasta qué punto y mientras tanto, el tontaina del Chapo de vuelta a prisión, sin poder sacar partido a su prótesis de pene y con un final de biografía de chiste si es que al final se hace, porque como han asegurado los expertos de la caza al Chapo, “las mujeres eran su debilidad” y precisamente por una mujer ha sido pillado.

lunes, 18 de enero de 2016

El club de las treintañeras

Pensaba que nunca llegaría el día, lo veía tan lejano y finalmente ha ocurrido: he cambiado de dígito. Sí, ya formo parte de ese grupo de edad del que tanto se habla y tantos tópicos se han escrito, como si se tratara de una subespecie de la raza humana en una eterna fase de descubrimiento. Hablo de las treintañeras.
Para empezar, debo decir que me sorprende porque llevé mucho peor cumplir los 29, quizás porque lo asociaba más al “final”, la despedida de una etapa y los 30, sin embargo, los he recibido con más tranquilidad, como si mi Peter Pan interior se estuviera resignando a lo que toca, lo que no quiere decir que de vez en cuando no salga a hacer de las suyas...
He estado leyendo artículos sobre los tópicos o el manual de las treintañeras estos últimos días, estos varían si se trata de solteras o casadas, pero en general se las describe como si fueran un caso aparte, maniáticas, perfeccionistas, obsesionadas por encontrar a la pareja perfecta si no la tienen, indescifrables y bipolares a ojos de sus parejas… No sé, creo que exageran, ¿de verdad somos así en general o es que soy una treintañera novata y no quiero verlo? Exageran, fijo. Sin embargo yo sí que he experimentado
y me he dado cuenta de algunos detalles en los que anteriormente no había caído, pudiendo tratarse de más tópicos generales o solo de mi visión particular, pero no está mal compartirlo:
Para empezar, estoy convencidísima de que los 30 de ahora son los nuevos 20 y de eso me he dado cuenta al fijarme en mi madre y en las de su generación y compararlas conmigo y mis amigas: Si hace un par de décadas (o más), las mujeres llegaban a los 20 con las expectativas de volar del nido lo más rápido posible y crear el suyo propio, ahora prolongamos un poquito más la adolescencia y la etapa las locuras y de liarla donde sea (algo que las de la otra generación no tuvieron), y conforme nos acercamos a los treinta parece que vamos encontrando una estabilidad laboral, unas ganas de independencia total(en el caso de que aún no hubiera llegado)  y otras inquietudes que planteárnoslas antes supondrían una sudoración y un ataque de pánico. Las de la generación de mi madre, deseosas de que hagamos algo ya, no paran de restregarnos por la cara que a nuestra edad ya estaban requetecasadas y con los dos críos, las treintañeras de ahora nos dividimos en dos grupos: Las que ya comienzan a animarse a aumentar la población mundial y las que hiperventilamos ante esa posibilidad, pero ya empieza a surgir la idea, aunque inicialmente con rechazo, eso a los 20 no se nos pasa por la cabeza ni de coña vamos. Sin embargo sigue existiendo esa fijación (por desgracia) por las treintañeras solteras y que simplemente no quieren seguir los preceptos socialmente establecidos, ¡por dios, que machaque, que las dejen ya en paz! ¡Ni que fueran monos de feria! Precisamente en estos tiempos NO existen esos preceptos y cada una puede hacer lo que le de la gana con su estado civil.
La moda y nuestros estilismos han ido modificándose, tan sutilmente, que un día te das cuenta de que estás rebuscando ropa entre los percheros de Springfield o Zara y de que hace más de una año que no pisas Bershka. Está claro que nos hemos hecho a la idea de que los
tangalones, el animal print y los suéteres que enseñan el ombligo ya se nos han quedado “cortos” y nunca mejor dicho.
También sorprende recordar lo indecisa e insegura que una podía ser años atrás. El no saber lo que quiero hacer con mi vida o lo que quiero decir en el momento exacto, la picardía que vamos perfeccionando con los años, pasamos de tener vergüenza de preguntar a un transeúnte por la ubicación de una calle a no callarnos nada. Y es que sí que me he dado cuenta de que a los 30, aunque no sepa exactamente qué quiero (eso creo que no lo sabremos nunca), sí tengo muy claro lo que NO quiero. Algo es algo, ¿no?
La percepción de la amistad va cambiando mucho conforme vamos creciendo. Con 20 años puedes tener la agenda del móvil inflada de contactos con los que ni si quiera hablas o una cuenta de Facebook con tus 1500 amigos íntimos, en plan competición de quien tiene más amistades y una vida social tan multitudinaria que los sábados por la noche sabes que siempre hay plan. Con los años solo quieres tener en la agenda del Smartphone a las personas con las que realmente hablas, rodearte y salir con quienes verdaderamente son tus amig@s y, en mi caso, pasas de conectarte a Facebook, incluso te planteas cancelar la cuenta.
Y por último, pero no menos importante, ¿sabéis eso de que “nunca digas de esta agua no beberé” o “si las barbas de tu vecino ves cortar, pon las tuyas a remojar”. Nunca digas que jamás te vas a tintar o poner mechas, porque las canas llegan, poquito a poco, pero llegan; no alardees de que a ti no te hace falta cremas o hacer
ejercicio, de que tienes una genética muy buena, porque la piel tersa de los 20 y su brillo pierden fuerza; y el privilegio de ser inmune a los dolores de regla puedo corroborar que no dura toda la vida, jamás volveré a menospreciar a las quejicas que ponían caras raras y se retorcían de dolor abrazándose la barriga, esos dolores existen, no era cuento.

Por lo demás, llevo pocos días formando parte de este exclusivo club en el que solo permaneceré diez años, pero de momento puedo decir que los 30 van a ser tan sorprendentes y divertidos como los 20, aunque con otra perspectiva claro. Está claro que el Blue Monday no me ha afectado para nada. Eso que me dice mucha gente que ya lleva tiempo con los 30, de que esta década se pasa volando, más que cualquier otra, no sé, ya lo comprobaré sobre la marcha.

martes, 5 de enero de 2016

Mi lista de deseos imposibles


Siempre que comienza el año las personas se plantean deseos y propósitos que raramente llegan a cumplirse o a mantenerse a largo plazo, lo de apuntarse al gimnasio o dejar de fumar por ejemplo, ¿Por qué nos cuesta realizar cosas que a simplemente parecen tan viables? Quizás el problema de esos deseos y propósitos para el nuevo año está en que son realizables y nos obligamos a hacer algo que en realidad no nos apetece o que nos supone mucha dedicación, obteniendo un resultado negativo y posteriormente un sentimiento de frustración por no ser capaces de lograr algo que está a nuestro alcance. Pero, ¿y si replanteamos todo? A lo mejor, para evitarnos esa frustración y esa angustia ante la posibilidad de fracasar en nuestros propósitos realizables, deberíamos hacernos una lista de nuestros “Deseos imposibles” para el nuevo año, deseos y propósitos disparatados, improbables e inverosímiles que nos garantizaran esa tranquilidad de que, como sabemos que no los vamos a alcanzar no tenemos por qué agobiarnos y podemos disfrutar realmente de las cosas que sí podemos hacer, sin límite de tiempo y sin plazos.
Para hacernos una idea, voy a exponer mi Lista de Deseos Imposibles para el 2016:
ü  Ponerme un fantasy bra: Más allá de las críticas que pueda recibir ese desfile de Victoria´s Secret catalogándose de sexista por exponer a modelos en ropa interior (vamos a ver, es un desfile de lencería, no van a salir en chándal), yo no puedo evitar seguir todos los años el espectáculo, las temáticas en las que se van a recrear las modelos, los conjuntos de ropa interior, el aderezo con el que se van a complementar, incluidas las famosas alas de ángel, pero sobre todo el saber cómo es el fantasy bra de ese año. El fantasy bra es un exclusivo sujetador que Victoria’s Secret saca cada año, elaborado con piedras preciosas y otros materiales hiper caros. No puedo ni imaginarme llevando más de 1 millón de euros sosteniendo mis tetas, por eso uno de mis deseos imposibles es llevar uno de esos sujetadores millonarios, que imagino que cómodos no deben ser, pero me da igual, es solo por el hecho de verme con uno de ellos puesto. Además ya sé cual elegiría, el Floral Fantasy Bra con el que Alessandra Ambrosio desfiló en 2012.
ü  Suplantar la vida de Carrie Bardshaw durante una semana: Quien sea fan de la serie Sexo en Nueva York debe de entender por dónde voy. Carrie se dedica a escribir una original columna semanal sobre sexo en un periódico, trabaja con su portátil, en su casa, ese cuco apartamento pequeñajo pero acogedor en pleno Greenwich Village. Cuando no está tirada por su piso escribiendo u ordenando (o desordenando) su vestidor, queda con sus tres íntimas amigas en lugares tan conocidos como el Magnolia Bakery u otros restaurantes chicks de la ciudad, con las que tiene largas conversaciones sobre lo que les ha ocurrido, siempre tienen algo que contar, no se aburren, y si no está con ellas se dedica a fantasear con zapatos en Manolo Blanik. Escribir, pasearse por zonas exclusivas y rodearse de buenas amigas, desde luego no es solo eso, hay más. Una semanita suplantando la identidad de esta escritora me bastaría para ver cumplido mi segundo deseo imposible.

ü  Desarrollar algún super poder: Algo que no se note mucho, no pido
ser una mutante. Pero algún poder sensitivo igual sí: escuchar los pensamientos, predecir ciertas cosas, tener una visión desarrollada, volverme invisible o poseer una fuerza de hormiga. Desde luego ese talento sería para utilizarlo para buenas causas. Y nada de llevar trajes de justiciera, ya he dicho que sería algo con lo que pasar desapercibida.
ü  Vivir un momento alfombra roja: ¿Qué debe sentir una en los 10 o 20 minutos o lo que pueda durar un desfile de una premiere? Yo no veo
que las actrices que asisten a unos premios o a una gala de promoción de una película sufran en ese paseíllo, ¡al revés, flotan sobre su ego! Se contonean, dan una vuelta sobre sí mismas, posición de pose para una foto… Hasta las que dicen que no les gusta los flashes y las fiestas les encanta esos minutos de gloria. Y por eso, otro deseo imposible sería plantarme un vestido de Versace y hacer mi particular paseíllo por la alfombra de unos Oscar o un Festival de Cannes y así saber cómo se siente una cuando tiene todas las miradas y las cámaras apuntando hacia ella. Igual me tropiezo y me caigo o me quedo petrificada sin saber qué hacer, pero da lo mismo, es mi momento.


ü  Entrevistarme con un vampiro: Hace algunos años, cuando todo el BOOM de Crepúsculo,tuve mi época de obsesión vampírica, aunque esos personajes ficticios y todo lo que les rodea siempre me han gustado.

No estaría mal que me ocurriera como en la novela de Anne Rice, conocer a un vampiro nacido siglos anteriores y dispararle a preguntas sobre su conversión, sus costumbres, sus debilidades, su anterior vida, acontecimientos históricos que ha vivido… Eso sí, sin correr la misma suerte que el entrevistador de aquella historia. ¿Y qué haría después con toda esa información? ¡Intentaría escribir la próxima gran novela vampírica!

ü  Hacer un viaje a través del  tiempo: Sería una pasada poder, aunque fuera por una vez, hacer un viaje a través del tiempo, me da igual si es en un sillón con una palanquita o en un DeLorean. Y mira por donde, el viaje hacia el futuro lo descartaría, prefiero no saber en qué se va a convertir este planeta dentro de unos siglos, optaría por viajar al pasado, conocer el siglo XIX y comienzos del XX. Como veis no me quiero ir muy lejos, temporalmente hablando, el turismo en un pasado no muy lejano me sería más cómodo y familiar. El caso es poder tener ese privilegio hasta día de hoy imposible.



¿Y vosotr@s? ¿Alguna sugerencia para esta disparatada lista? Estaría bien que a partir de ahora tod@s hiciéramos esto cada 1 de Enero e ir superándonos cada año en absurdeces y locuras. Invito a compartir deseos imposibles para el 2016.