lunes, 25 de julio de 2016

La fiesta que no queremos

Estamos ya en la recta final de julio, es decir, que (aparte de que se acaban mis vacaciones) vamos casi por la mitad de la temporada de verano y con ello una gran cantidad de fiestas de pueblos, barrios, ciudades… a mí qué me van a contar, si estoy saliendo de unas para empezar con otras, pero esto es España, el país con más fiestas patronales por kilómetro cuadrado:  Hogueras de San Juan, San Fermines, Tomatina de Bunyol son de las más conocidas, las anónimas son tropecientas mil, por no hablar de lugares como Ibiza o Marbella donde la fiesta es continua durante todo el periodo estival.

Todos estos acontecimientos tiene algo en común: alegría y jolgorio por las calles, nadie se encierra, la fiesta está por las plazas y barracas, la gente tiene calor. El modus operandi entre festeros y festeras es el de siempre: ganas de pasarlo bien, mucho contoneo, ropa ligerita, bailes que suben la temperatura más si cabe y mucho buen rollo. A veces todo se ve con más alegría en estos meses, la gente está más contenta y relajada gracias al buen tiempo y a que todo está relacionado con la palabra “vacaciones”. Quienes más se benefician de todo este buen rollo son sin duda los estudiantes. Pero creo que me estoy yendo un poco por los cerros de Úbeda, esto ha sido más bien para ponernos en contexto.
Contextualizados ya, creo que tod@s sabemos qué tipo de fiesta queremos. Queremos bailar en las plazas de los pueblos, cervecitas a mediodía, tirarnos al agua con ropa, ir detrás de los pasacalles, respirar pólvora, temblar por el retumbar de las tracas y los petardos, gustarnos o enamorarnos, vivir hoy y dormir mañana, sentirnos a gusto y viv@s con cada decisión que tomemos, bromear, divertirnos, respetarnos. Sí, todas esas cosas que nos gusta hacer o que simplemente nos animamos a hacer porque el alcohol nos desinhibe o el ambiente lo propicia, tiene que ir acompañado de respeto.
La fiesta que no queremos es la que nos ha ofrecido los últimos San Fermines con noticias digitales como éstas:
Lo peor de todo es que luego ves ese tipo de noticias asociadas con la imagen de una chica levantándose la camiseta para enseñar las tetas, en plan “ellas se lo buscan”, cuando son hechos totalmente distintos; o relacionando todo esto a las consecuencias de “ingerir alcohol”, cuando todos sabemos que para forzar a una chica, meterla en un portal y abusar de ella, difícilmente se puede hacer en un estado de embriaguez en el que no te sostienes con tus propias piernas, son excusas que ofenden, sinceramente.
Los ayuntamientos se toman muchas molestias en mejorar las condiciones de limpieza de los pueblos y ciudades a nivel arquitectónico, véase el invento del líquido “repelente de meadas” que ponen en las fachadas, para evitar que los borrachos hagan sus cositas en las paredes ajenas. Pero parece ser que tampoco se respeta la integridad y los cuerpos ajenos, y algo hay que hacer con eso, porque como he dicho antes, poniéndonos en situación, vamos por la mitad de un largo verano en el que ya he escuchado noticias parecidas. Parece que muchos confunden las cosas y se piensan que porque estemos de fiestas, también estamos abiertas a cualquier experiencia y con quien sea. Después insinúan las malas lenguas que es que vamos muy “destapadas” y que bailamos muy ligeritas, cuando, que yo sepa, la forma de vestir o de bailar no tiene por qué implicar buscar sexo, en algunos casos puede que sí, pero en otros es porque a una le apetece y punto. ¿O es que ahora nos tocará llevar encima un “repelente de rabos”? Si con las paredes funciona…
Lo que está claro es que sabemos cuál es la fiesta que no queremos, ahora les tiene que quedar claro a ellos y parece mentira que esté diciendo esto a estas alturas, pero el caso es que hace falta.

sábado, 2 de julio de 2016

¡Cámbiame!

Eso es lo que debió decirle Feliciano López, con sus ojitos azules de corderito degollado, a Alba Carrillo... o eso es lo que quería creer ella. Lo que sí es verdad es que hay cierta estirpe masculina con una clara tendencia a ser un picha brava de la vida, y eso se ve y se sabe sin tener que pasar más de hora y media con esa persona charlando. O lo tomas o lo dejas, soy así y me aburre comer cocido todos los días, necesito variedad. De acuerdo, nos queda claro y para quien quiere tener una aventurilla express o un comodín que a día de hoy se llamaría follamigo, perfecto, es una opción entre la cantidad de posibilidades de relación de pareja que se pueden dar.

Lo que no se puede pretender es pensar que una ha sido nombrada y señalada con el dedo divino como la elegida para cambiar a esa clase de hombres, que será capaz de reconducirlo y llevarlo por el sendero correcto (a su modo de ver) de las costumbres amorosas. 
He puesto el ejemplo del tenista y la modelo porque su historia se ha seguido por la TV desde el minuto 0: Ella, recién separada del padre de su hijo, un motorista reconvertido en DJ y con unas claras tendencias donjuaneras, un mujeriego, vamos, es consolada por el Feli, con unos antecedentes bastante similares a los del individuo anterior. Se conocen, se enamoran, se dejan ver y pasean su amor por todas las revistas de la prensa rosa y finalmente se casan organizando una ceremonia perfecta, de cuento de hadas y cuidada al detalle, probablemente con un proceso de preparación que debió durar el mismo tiempo que lo que ha durado el matrimonio, porque esta parejita de guapos se encuentra en proceso de divorcio once meses después de darse el "sí quiero", y anunciado a bombo y platillo y comentándose en todos los medios, ¡sí señor! No han esperado ni a celebrar el primer año de casados.
Pero vamos que tampoco era algo tan inesperado, conociendo el percal. Como ya he dicho, esa clase de tíos se captan en un momento y son de esos con los que una se lo puede pasar bien pero no el perfil de un marido fiel e incondicional, porque encima la historia también va de cuernos, por parte de él. Y qué quereis que os diga,
la personalidad de las albacarrillos también es bastante predecible y la verdad es que han nacido para acabar unidas a un picha brava, de hecho creo que son las que más tiempo pueden durar aguantándolos. Al igual que la modelo, estas chicas que deciden unirse y confiar en esta clase de hombres, como he dicho antes, lo hacen porque creen que tienen la obligación y la capacidad de encarrilarlos, aunque sepan que nunca lo lograran "Yo sé que puedo cambiarlo", es como se autoconvencen algunas para aguantar a ese pedazo de golfo que, jolines, es tan mono... Alba Carrillo tal vez se pensaba que era la patrona de las causas difíciles o casi imposibles, pero no amiga, ese es San Judas Tadeo y creo que ni él podría conseguir superar semejante misión. Cambiar a un golfo, ¡madre mía!
También debo decir, que la chica ésta no ha sido tan tonta, y está sacando rendimiento económico a sus cuernos y su plantonazo público, no nos vayamos a engañar. ¡Ese bochorno nacional tiene que tener un beneficio, di que sí Alba! Pero cuando te canses de que la prensa te siga agobiando con preguntas de tu divorcio (que es lo único que interesa), no te quejes, mona, ya has entrado en la feria de las vanidades.
Aunque un prototipo de Feliciano López, monísimos y convincentes todos ellos, te jure fidelidad bajo la luz de la luna y te pida paciencia y ayuda para ser lo que una espera, eso no se lo creen ni ellos, es que les encanta su vida de gavilanes y están muy a gusto sin ataduras, forma parte de su personalidad, ¿por qué tendrían que cambiar? Más culpa tienen ellas por creerles, no sé si de verdad se tragan el cuento de que les pueden cambiar o es que, sabiendo que no hay nada que hacer, les encanta el masoquismo sentimental.
En fin, que advertidas quedan todas, las combinaciones de este rollo del que hablamos son matemática pura: 
Feliciano + Alba = Como el rosario de la aurora
Y para esas ingenuas que cumplen con el perfil de Judas Tadeo y todavía no se crean nada de lo que he dicho, les recomiendo que vean la peli de "El chico de tu vida", no es un peliculón, pero igual les convence, como el protagonista está tan bueno...