jueves, 28 de septiembre de 2017

Las mariposas saudíes por fin pueden volar

Va a sonar ridículo esto, porque es como si dijera que las mariposas por fin pueden volar, pero es cierto, pleno siglo XXI: “Las saudíes acarician un derecho histórico, poder colocarse al volante en las calles”. Bueno, se me ha olvidado comentar el pequeño detalle de que esta revolucionaria reforma la ha aprobado el rey Salman bin Abdelaziz de Arabia Saudí: la orden de despachar permisos de conducir a las mujeres entrará en vigor el próximo junio de 2018.
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Esto es todo un logro para las mujeres del reino que durante años han reivindicado este derecho tan fundamental como es el de tener la libertad de desplazarse por sí misma, sin depender de nadie, sobre todo si tenemos en cuenta que viven en la patria del wahabismo, una radical interpretación del islam que ha sido caldo de cultivo de organizaciones como Al Qaeda o el autodenominado Estado Islámico.
El rey Salman ya ha formado un comité para reformar la normativa de tráfico y llevar a cabo todo ese protocolo que debe seguir la aprobación de una norma, y así asegurarse de que las mujeres conductoras puedan ejercer su derecho “con igualdad”. Ahí siento discrepar, pero si yo tengo que conducir envuelta de arriba abajo, con media cara tapada por una túnica negra, que no solo te achicharra de sudor, sino que te puede reducir el campo de visión y la capacidad para maniobrar, frente a un hombre que puede ir vestido como le salga del pito, ahí no veo igualdad alguna, pero bueno, eso ya sería otra lucha, ¿no?
Tampoco creáis que este trascendental cambio se deba a que a la agencia estatal le haya dado un ataque de feminismo extremo, ¡qué va! Si cuando se explicaron los motivos de este cambio de parecer, se centraron principalmente en las “consecuencias negativas” que acarreaban el hecho de que una mujer tuviera que desplazarse a un lugar que requiriera de un vehículo, provocando unas continuas ausencias de los hombres en su puesto de trabajo al tener que llevarlas o un gasto extra al tener que contratar un chófer o un taxista para pasear a la mujer. Así que, por mucho que lo vendan como un progreso feminista, a éstos lo que en realidad les ha movido ha sido sus propios intereses. Eso sí, esta medida revolucionaria serán apoyadas por los ulemas siempre y cuando se respeten "las garantías de la sharía (legislación islámica) para evitar problemas". No sé qué problemas puede dar una mujer conductora.
Pero parece que Arabia Saudí está madurando un poco. Recientemente, un clérigo fue apartado de la predicación después de asegurar en público que las mujeres no deberían conducir porque sus cerebros representan apenas un cuarto del tamaño del masculino cuando van de compras (creo que tomó como ejemplo el tamaño de su pene para calcular esta gilipollez). Parece que poco a poco se va avanzando en un país donde a las mujeres se les trata como a niñas a lo largo de todas sus vidas, convenciéndolas de que son incapaces de hacer nada por sí mismas: ahora el permiso de conducir, anteriormente la inclusión de la educación física en el currículo de las escuelas femeninas y, hace unas semanas, el acceso de las mujeres a los estadios de fútbol. Es de locos, pero tampoco podían entrar a un campo de fútbol.
El pasado noviembre el príncipe y multimillonario Al Waleed bin Talal fue el primer miembro de la realeza saudí en romper una lanza por las mujeres saudíes y abogar por la erradicación de la prohibición. "Ya es hora de que las saudíes empiecen a conducir. Es hora de que pasemos página en este asunto como hicimos en decenas de otros temas en este país y en el mundo a lo largo del último siglo", publicó en su página web. Esto es toda una osadía, tratándose de un reino en el que hay una gran segregación entre sexos, favoreciendo claramente al masculino y pisoteando al  femenino.
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En los últimos años, la primavera árabe ha sido el escenario para que un grupo de mujeres saudíes se pusiera al volante y desafiara a este sistema patriarcal y homófobo, fotografiándose en los coches y asumiendo el posterior castigo."Impedir que una mujer conduzca un vehículo es hoy un asunto de derechos similar al que evitaba que recibieran educación o tuvieran una identidad independiente", escribió el príncipe “progre”. "Son -agregó- actos injustos de una sociedad tradicional, mucho más restrictiva de lo que por ley permiten los preceptos de la religión".
A pesar de los progresos, las saudíes siguen enfrentándose a una ubicua discriminación. No pueden trabajar, practicar deporte, estudiar, someterse a una intervención quirúrgica, casarse, alquilar un apartamento, matricular a sus hijos en un colegio, abrir una cuenta bancaria, deambular por la calle o viajar sin el permiso de un tutor varón (mahram), ya sea progenitor, cónyuge, hermano o incluso vástago.

Resultado de imagen de saudies al volante mujeresLas primeras reacciones a la noticia de la libertad femenina de conducir han sido precisamente de las mujeres que se convirtieron en el icono de la lucha por ir al volante. Manal al Sharif, una de las principales activistas de la campaña de la primavera árabe que sufrió cárcel tras desafiar el veto, ha escrito en twitter: "último país del planeta que permite conducir a sus mujeres". Es que es cierto, cuesta sacar de una misma una reacción eufórica, comparada con la de haber hecho algo pionero, cuando es una práctica más que habitual en el resto del mundo.

sábado, 16 de septiembre de 2017

Cuando llega el perdón

Clemencia, compasión, benignidad, piedad, tolerancia, indulgencia. Hay tantas formas de ponerle nombre al perdón y tan fácil de explicar lo que significa. Pero ponerlo en práctica es realmente difícil, decir “te pido perdón”, lo puedo asegurar, incluso cuando dices “te perdono”, pocas veces es un acto real al cien por cien. ¿Por qué? Pues muy fácil, porque el perdón va precedido de muchas clases de sentimientos y fases emocionales y las emociones no se controlan.
Imagen relacionadaSe ha hecho  que Brad Pitt, después de doce años, le ha pedido perdón a Jennifer Aniston por todo el dolor que le causó cuando la abandonó tras enamorarse de Angelina Jolie durante el rodaje de una película y por no haber sido el marido que ella se merecía. Al parecer, el hecho de encontrarse en un momento trascendental en su vida ayuda a ver mejor lo errores del pasado, recapacitar e intentar deshacer el daño. Obtener la indulgencia de la otra persona ayuda a encontrar la paz para seguir adelante. Entonces, ¿esto sería una disculpa real y sincera o un acto egoísta para sentirse mejor consigo mismo? De ahí la complicación de que ese perdón no sea de “baja calidad”.
¿Y perdonar? ¿Qué ganas con eso? ¿Ser una buena persona? Ahí está: el que perdona también busca, en parte, encontrar una especie de purga emocional que le permita hacer las paces con el pasado y acabar con esos sentimientos de rabia, busca su propio bienestar al fin y al cabo.
El perdón es egoísta entonces… ¿O qué?
Es complicado, porque sinceramente yo soy la primera a la que le cuesta perdonar, y mucho más olvidar, y tal vez por eso me es tan difícil creer que a una persona, cuando le han hecho tanto daño y el perdón le llega tan tarde, sea capaz de hacer borrón y cuenta nueva así, sin más. A lo mejor sí que es cierto que el tiempo contribuye a ablandar el rencor.
Lo que sí que no es cierto es eso de “yo perdono, pero no olvido”. No, perdona (y nunca mejor dicho), pero si no olvidas es que no has perdonado. No sé por qué perdonamos si no estamos preparados, total, no creo que nos vayamos a ganar el cielo por eso, creo que es mejor que llegue esa capacidad de perdonar sincera, y si no llega, oye, qué le vamos a hacer.
¿Somos malas personas por no perdonar? No sé. ¿Nos envenenamos por dentro cuando somos incapaces de conceder ese perdón? Pues puede. Pero la persona agraviada es la que tiene la última palabra; si decide no perdonar, hay que respetarlo. Siempre es mejor un acto de sinceridad.
A veces, a las personas que piden perdón se les ve el plumero, porque lo hacen esperando una respuesta positiva para ellos y cuando no la consiguen, se sienten agraviados (como si cambiaran las tornas). El que pide perdón debe hacerlo desinteresadamente, respetando la otra respuesta, sea o no de su gusto.
Pedir perdón es complicado, perdonar, mucho más si cabe. Pero detectar la sinceridad en ambos actos, eso sí que es difícil.
El post es cortito, pero porque más que para leer, es para la reflexión que viene después...

miércoles, 6 de septiembre de 2017

Los ángeles de la Muerte

Prostitutas nigerianas que malviven en condiciones infrahumanas, cobrando a los turistas y a los ciudadanos de la zona dos dólares por ofrecer sus servicios sexuales y su cuerpo. Las llaman los "Ángeles de la Muerte" y las puedes encontrar en el barrio de Badia, en la ciudad de Lagos, Nigeria. ¿Por qué “de la muerte”? Si al penoso y miserable panorama que rodean sus vidas les añadimos la enfermedad del SIDA, la palabra “muerte” ya lo dice todo.
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No es una novedad encontrar situaciones de estas en otros lugares del mundo: mujeres hacinadas en pequeñas y sucias habitaciones sin unos mínimos de higiene y ventilación, distribuidas en un pasillo de tablas de madera vieja mientras ellos esperan su turno. ¿Más? Esas mujeres pueden amanecer en una cama deshecha y mugrienta por el continuo ir y venir de todos los hombres que lo deseen durante la noche, para que ese mismo infierno de explotación sexual continúe su marcha normal durante el día.

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Estas mujeres, que no dejan de ser víctimas de una sociedad machista y esclavista y en un país subdesarrollado, pueden resultar igual de placenteras que de mortíferas para sus clientes, porque por sus venas corre una sangre infectada por esta enfermedad de transmisión sexual que tantas vidas se ha cobrado y sigue cobrándose. Sexo sucio y peligroso, porque ellos, los clientes, son conscientes de que estas prostitutas están infectadas del virus del SIDA, y sin embargo les da igual, muchos ni siquiera utilizan preservativo y no hay nadie que les vaya a obligar a hacerlo, aunque sea por prevención para otras personas que no tienen por qué tener nada que ver con este mundo. Este descontrol se traduce en embarazos y más infecciones.
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El taxista que guió hasta este barrio a Ton Koene, el fotógrafo que ha documentado las miserias humanas de esta pequeña parte del mundo le dijo a éste: "Las muchachas de ahí, cuanto más bonitas y más jóvenes, son más caras. Los hombres las visitan como si estuvieran caminando por un supermercado". Y esto no es todo, las aberraciones no son solo el utilizar el cuerpo de una pobre mujer malnutrida e infectada de VIH, pagando una miseria y sin poner medios para no infectarse ellos mismos; dicen que los hombres pagan más por las mujeres más pequeñas, o seamos francos, niñas. Algunas de ellas han contado que también las "visitan los blancos, casi siempre gordos y feos, pero son los que tienen más dinero".
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Nigeria tiene una población de 174 millones de habitantes y es el tercer país con mayor número de personas con sida en el mundo. De acuerdo con un estudio realizado por el Centro Nacional de Biotecnología, cerca de 2,9 millones de personas padecen esta enfermedad, y uno de los focos más peligrosos y descontrolados se encuentran ahí, donde los ángeles de la muerte.

Resultado de imagen de angeles de la muerte nigerianasEl trabajo fotográfico de Ton Koene no es morbo, ni pornografía, ni la plasmación artística de un lugar o un rostro. Es la puta realidad reventándonos en la cara, a nosotr@s, que estamos tan tranquil@s en nuestras casas, tumbad@s en nuestros sofás después de una jornada laboral agradable e incluso monótona, sin ser conscientes de que en algún lugar de Nigeria, existe toda esta mierda y nadie hace nada por evitarlo, porque es muy cómodo mantener un negocio sexual tan rentable en un país tan miserable para los turistas atraídos, aunque la sombra de la Muerte aceche en esos pasillos y en esas habitaciones. Ellas, los Ángeles, solo sobreviven.