lunes, 31 de diciembre de 2018

Campanas y vestiditos en la Puerta del Sol


Lo bueno que tiene ser una maruja activa de Instagram es que de vez en cuando, si estoy atenta, puedo cazar al vuelo algún tema interesante del que se puede sacar un debate con mucha chicha. Llegando ya la Nochevieja era de esperar que mucha gente se pronunciara sobre el vestido de la Pedroche para dar las campanadas, lo siento Ramón García, pero esta chica os ha desbancado definitivamente a ti y a tu capa. Me sorprendió bastante que una de las críticas, depredadoras pero sutiles, salieran directamente de una cuenta de temática feminista, @feministailustrada, que sigo activamente ya que sus publicaciones suelen ser muy concienciadoras, esta publicación decía:
El problema no está en que la presentadora elija cierto vestido. El problema es que hay una cadena de televisión lucrándose con el cuerpo de las mujeres y una masa consumidora de hombres que lo hace rentable”.
Hay un montón de contestaciones a eso, unas a favor y otras en contra, pero la que realmente me interesa es la de Cristina Pedroche, a quien también sigo, sintiéndose directamente aludida (no podía ser otra) y que muy elegantemente rebatió a ese mensaje con esto:
En esa cadena que decís que me obligan a ponerme un vestido u otro, como cada año, NO han visto el vestido de mañana. Me dan libertad para hacer lo que quiera. Desde el primer año hasta este que es el quinto. NADIE de la cadena ha visto el vestido. Y tampoco cobro ni más ni menos por hacer las campanadas. Tengo un contrato de cadena por el que cobro un fijo al mes independientemente del número de programas que haga. Ahora que cada un@ que piense lo que quiera. Pero lo hago y como lo hago porque quiero. Felices fiestas.”
Unas explicaciones muy extensas que no tendría por qué haber dado.
A ver, yo en su día, concretamente el primer año en que la Pedroche daba las campanadas con ese vestidazo negro con transparencias junto a Frank Blanco, la critiqué negativamente por ello, pensando que era la típica mujer florero y que la obligaban a poner se ese tipo de vestuario para ganar audiencia, siendo por otro lado un títere de la industria (que tampoco deja de ser cierto), me caía mal esa chica. Pero después pensé, va Elena, que seguro que a ti te gustaría ponerte ese vestido y lo que te jode es que te faltan ovarios para hacerlo. Pues sí, era cierto. Hasta que no reconocí eso no conseguí mantener una actitud abierta que me aportara una opinión que considerara más justa y real desde mi perspectiva. Tuve que leer mucho sobre feminismo para llegar a la conclusión de muchas verdades que ahora considero tan obvias.
El movimiento feminista surgió como un motor para la lucha para alcanzar la igualdad entre mujeres y hombres, para conseguir que este mundo llegue a ser más justo, para defender los derechos y libertades de las mujeres de cada punto de este planeta. Es una lucha que sigue activa y ahora más que nunca, porque resulta muy vergonzoso que en pleno siglo XXI todavía continue existiendo situaciones tan bochornosamente machistas. Hasta ahí bien. Sin embargo, me sorprende que ciertas cuentas o publicaciones autoproclamadas como feministas critiquen la estética de una presentadora que, ya se ha hartado de decir por activa y por pasiva que el tema de los vestiditos en la Puerta del Sol lo hace porque le gusta, le encanta sorprender y transgredir, cuando el movimiento feminista defiende precisamente la libertad de la mujer con su cuerpo.
¿Que puede que cada año muchísimos hombres babeen y se pajeen viendo a Pedroche con sus transparencias proclamando el año nuevo? Es posible. ¿Que A Tres Media saca su tajada con las audiencias? Por supuesto. Pero nadie se para a pensar que una mujer, libremente, está eligiendo mostrar una imagen, que el cuerpo femenino puede ser arte y que ya no estamos en la época de las sufragistas, en la que enseñar un tobillo ya te tachaba de zorra, por favor. Muchas feministas se empeñan en llevar su propio abanderamiento de la causa, siendo muy concretas, demasiado, en sus ideales, por lo que si eres feminista ya no te pueden gustar las minifaldas, ni el topless, ni el maquillaje, ni las cremas, ni las Barbies ni nada de lo que tradicionalmente caracterizara a la mujer tradicional. Ser feminista no es renunciar a la feminidad. Como dice Roxane Gay, “Solo pretendo defender aquello en lo que creo (…) hacer algo de ruido con lo que escribo siendo yo misma: una mujer a la que le gusta el rosa, que le gusta montárselo y que baila a muerte una música que trata fatal a las mujeres, porque lo sabe, y que a veces se hace la tonta con los técnicos porque es más fácil hacer que se sientan muy machos que dar lecciones de moral”, con los años, he conseguido convertirme en una mujer que no mira mal a otra mujer por ponerse un vestido semitransparente en la madrileña Puerta del Sol, que solo tiene envidia sana porque seguramente no tiene el valor de hacer lo mismo o porque sabe que no le favorecería tanto como a ella.
Puede que Cristina Pedroche, dejando a un lado las ganancias de la cadena, sea la mujer más feminista de la Nochevieja, precisamente porque esa noche se viste realmente como a ella le da la gana, le resbalan las críticas crueles que le llegan a posteriori y porque aprovecha ese estatus e influencia de presentadora famosa para propagar y hacer que transcienda su mensaje. Porque un modo de vestir también es un mensaje.
¡Feliz año nuevo a tod@s de parte de una mala feminista!

martes, 18 de diciembre de 2018

La chica y el lobo

Anoche me puse a pensar y a recordar mis años de adolescente, los dieciseis, diecisiete... Me acuerdo perfectamente de cunado salía un sábado con mi amiga Vero de fiesta por Alicante (yo soy de un barrio que está alejado de la zona céntrica), cenábamos, dábamos una vuelta, íbamos a bailar a los locales que nos gustaban, qué guay, tan jóvenes y ya tan independientes; luego íbamos a hacer cola a la parada de taxis que hay en la Explanada, sabíamos perfectamente lo que teníamos que pagar y reservábamos ese dinero para cubrir el trayecto. Pero ahí es donde se descubría nuestra debilidad, nuestra inseguridad: a pesar de vivir en un barrio pequeño y de distancias cortas, ninguna de las dos quería ser la última en bajarse y tener que estar varios minutos solas con el taxista,así que siempre le pedíamos que nos bajara en el punto intermedio de nuestras casas,
 pagábamos, el taxista se iba, nosotras nos fumábamos un cigarrillo y charlábamos un poco de las anécdotas de la noche, quizás también para retrasar el momento que tanto miedo nos da: que cada una tome la dirección hacia su casa, solas. Finalmente nos armábamos de valor, Vero tiraba calle arriba y yo recto a la derecha, conforme me estaba acercando ya a mi casa, con las llaves apretadas en mi mano, me iba invadiendo un nervio como de "ya falta poco, la puerta de mi casa está ahí cerca, ¿y si justo en este momento alguien me parara?", notaba una sensación como de que alguien me seguía los pasos y hacía un spring final; llegaba a mi portal con la llave por delante directa a la cerradura y hacía un ruido excesivo al abrir el portón de la verja de hierro, a posta, para que mis padres se enteraran de que al menos ya había llegado a la puerta y que si no se abría también la puerta de casa, la de madera, en unos segundos, ya podían acudir a mi rescate... Uff, cuanta paranoia, pensaba, pero es que cuando llegaba a casa respiraba de alivio: un sábado más que salía a divertirme y que sobrevivía al trayecto del taxi a mi casa. Espera, tono de llamada a Vero para que sepa que he llegado bien, ella hace lo mismo. Vale, ahora sí: un sábado exitoso.
A los veinte y veintitantos ya salía más a menudo por mi pueblo durante los fines de semana, otro tipo de ocio, más alejado de la ciudad pero no por ello más libre de peligro. La de veces que habré vuelto a mi casa andando desde el centro del pueblo, sola, unos cinco o siete minutos de trayecto de carretera sin farolas, porque mi casa se queda a las afueras, o sino cuando he regresado de las fiestas del pueblo de al lado con mi amiga Lorena, unos tres kilómetros, de madrugada, por no coger el coche por eso que dicen de que si bebes no conduzcas y total está al lado. En cualquiera de esas ocasiones he estado expuesta a ser parada por alguien, a ser acosada, agredida... y no quiero ni pensar qué cosas más. Pero en ese momento ni se me pasaba por la cabeza, por eso, porque es un pueblo pequeño y todos nos conocemos y porque en realidad no estoy haciendo nada peligroso, solamente regreso a mi casa después de un rato de ocio, ya está. También es cierto que la edad y la experiencia me envalentona. Sin embargo, con la claridad de la mañana siguiente lo pensaba y sí, después de analizar la situación, me daba un poco de caguele saber que existía la posibilidad de que no hubiera podido llegar sana y salva a mi casa, y si no lo pensaba yo, era mi madre quien me daba la matraca con eso de que no hay que fiarse de nadie, que es peligroso ir solas por la calle y más por la carretera, acuérdate de las niñas de Alcàsser y esas cosas que nos dicen las madres por ¿miedo?
Cuando ayer supe del destino, ya predecible, de Laura, fue cuando volví a ser consciente (me pasa cada vez que ocurre alguna de estas desgracias) de que desde mi adolescencia hasta hoy, cada vez que he salido a la calle o he vuelto de algún lugar de noche, he vivido en un continuo sentimiento de inseguridad, o bien en el momento o bien después, cuando me paraba a pensar. Como si yo hubiera sido una irresponsable durante todos estos años que se ha dedicado a jugar a la ruleta rusa.
A las niñas nos enseñan desde pequeñas ciertas directrices de supervivencia: no provoques demasiado, ve siempre en grupo, no pases por ciertas calles solitarias, llama cuando llegues a tal sitio o regresa a tu casa a tal hora que es más seguro. ¿Por qué? Nos adiestran en la cultura del miedo, nos hacen sentir vulnerables y desprotegidas cuando jamás deberíamos consentir que nadie nos hiciera sentirnos así. El cuento de Caperucita ya nos adoctrina "¿Dónde vas tan solita por el bosque?", como que las niñas que osan ir solas se arriesgan a desafiar al lobo y a que éste se las coma.
Pero nadie se plantea adiestrar al lobo.
Nadie cae en la cuenta de que no hay que enseñar a las víctimas potenciales a evitar las situaciones peligrosas, sino educar en valores para que las conductas machistas y violentas no sean un estilo de vida. Yo quiero educar a mi hijo para que jamás se le pase por la cabeza ser un lobo, para que sepa que mujeres y hombres somos igual de valiosos, que tod@s merecemos respeto, que NO es NO, que la minifalda no es una señal de provocación sino una prenda de vestir, que una chica que pasea sola por la calle no tiene la necesidad de ser molestada, ni siquiera para escuchar un piropo vulgar que en ningún momento ha pedido.
Ya basta. Somos mujeres, pero creo que cada vez somos más fuertes, cada vez se nos oye más. Laura es otra guerrera más que ha tenido que irse al cielo sin ganar la lucha, pero debe saber que su muerte no ha sido en vano, que aquí abajo continuamos la batalla y que vamos a luchar por destruir esa lacra que es la violencia machista. Que saldremos a caminar solas, libres y sin miedo.
Descansa en paz, amiga.

martes, 11 de diciembre de 2018

La dolera de Leticia


Digo “dolera” en vez de  “dolor” porque lo primero suscita en mí algo más prolongado, una losa que llevará a cuestas durante mucho tiempo, que le pasará factura, un quebradero de cabeza que parecía que no iba a ir a ninguna parte pero que ahí sigue, llenando titulares de periódicos digitales. Y es que, a Leticia Dolera se le suman dos indicadores para que todo esto de prescindir de una actriz para el rodaje de su serie se le venga encima: considerarse una rotunda defensora del feminismo y que la actriz en cuestión de la que prescindiera estuviera embarazada. Considerarte feminista y despedir a una embarazada de tu empresa o proyecto, lo mires por donde lo mires, no cuela. Y a la opinión pública parece que no le gusta nada.

Prácticamente, coincidiendo con la finalización del rodaje de la serie “Déjate llevar”, la actriz Aina Clotet denunciaba que antes de comenzar la filmación de la serie de la que Leticia Dolera es directora, productora y no sé qué más “ora”, se prescindió de ella tras anunciar que estaba embarazada, que a pesar de todo ella estaba tan comprometida con esa serie que propuso asumir la parte de su sueldo a los costes de producción para disimular ese embarazo y que, aunque le ofrecieron como única solución el asumir un pequeño papel de personaje capitular, evidentemente ella dijo que no. Dolera, ante tales acusaciones de la que podría haber sido su actriz estrella, solo dijo que era imposible adaptar el papel del personaje con el estado de Aina.
La polémica se estaba haciendo tan de bola en la garganta, como la comida que no deja pasar, que Dolera tuvo que publicar un comunicado de dos páginas, explicando los motivos por los que no podía ser eso de tener a una embarazada en el rodaje, asumiendo un papel de una tía delgada y, por lo visto, con mucha escena de sexo que llevar a cabo: retrasar los tiempos de rodaje y, por lo tanto, tener que prescindir de otros actores, los altos costes de producción, el no considerar ético tener trabajando a una actriz sin cobrar (por la solución que proponía Aina de asumir costes)… Son motivos que, si los analizas en frío, como un empresario frío, se puede llegar a entender, es decir, hay cosas que son imposibles las mires por donde las mires, o bien por tiempo, o por  dinero o por daños  a terceros.
Sin embargo, en esta ocasión, las ideas de Dolera se han vuelto contra ella,  porque también resulta muy difícil de entender que una persona, mujer, independiente, emprendedora y comprometida con todas las causas en contra de la discriminación de género, no pueda o no se esfuerce por encontrar una solución que pueda integrar a una mujer embarazada de 4 o 5 meses en un papel protagónico, cuando en otros casos sí se ha hecho; sin ir más lejos, la actriz Mélani Olivares criticaba a Dolera por su pasividad en este tema, ya que ella estuvo rodando hasta los 8 meses de gestación, dando vida a una mujer, ex prostituta, que precisamente no puede tener hijos, disimulándolo para ello con primeros planos, aderezos, supuestos gases del personaje o con el vestuario.
Cuando defiendes con tanta fuerza unos ideales como los feministas, escribes un libro, Morder la manzana, que por cierto yo me he leído y requeté leído y ha supuesto en mí una gran reflexión y replanteamiento de mis ideas con respecto a la mujer y al feminismo en sí, o cuando en el perfil de tus redes sociales te defines como “feminista” y “profesional con una habitación propia”, resulta muy difícil comprender una decisión, por lo menos, tan poco salomónica hacia una de nosotras. Soy blandita en mi veredicto y digo poco salomónica, porque también es cierto que el contrato para trabajar Aina Clotet solo era de palabra, aún no había un compromiso firmado, por lo que Leticia Dolera también se encontraba en su derecho de no seguir adelante con esta actriz si, por ejemplo, hubiese encontrado a otra intérprete que encajara mejor con el personaje, pero digamos que Dolera no lo planteó así, al menos ahí fue sincera y no se inventó algo más políticamente correcto para mandar a la actriz a paseo, exponiendo los motivos reales.
De todos modos, da igual cómo se excuse Dolera, lo mismo tiene las represalias que puedan venir de Aina, poco importa lo que opinemos el resto de mortales, el caso es que, una vez más, se evidencia la clara desigualdad que existe entre hombres y mujeres en cuanto a obtener y conservar un trabajo y, concretamente, se puede observar la certeza de que la mujer embarazada, en lo que se refiere al ámbito laboral, puede que sea la persona más vulnerable y discriminada injustamente de todas. Tan vulnerable y discriminada, que ni teniendo a una “patrona” con ideales feministas le puede salvar de esa discriminación, digan lo que digan.

miércoles, 28 de noviembre de 2018

El cuento de Barba Azul o cómo casarse con un desconocido


Recuerdo mucho el cuento de Barba Azul. ¿Os suena? Ese hombre con la barba de ese color, a lo Lucía Bosé, que inexplicablemente se casaba cada dos por tres con una nueva mujer porque, según él, la anterior había desaparecido o había muerto y nadie se molestaba en conocer el motivo de dichas desapariciones y muertes en profundidad.
En realidad, las esposas de Barba Azul, cuando éste se cansaba de ellas o ellas le desobedecían entrando a habitaciones prohibidas, con una llave mágica que las delataba volviéndose negra cuando era introducida en un cerrojo que no debía ser abierto, estaban recluidas en un calabozo del castillo del hombre de la perilla psicodélica. Bueno, mi abuela me contaba el cuento mucho más gore: las esposas eran decapitadas y sus cabezas se exhibían colgando del techo en una habitación cerrada a cal y canto, la colección de cabezas de Barba Azul.
El caso es que, cuando nos contaban esos cuentos nunca nos preguntábamos por qué las princesas se casaban tan pronto, casi sin conocer al marido o príncipe. Veamos, Aurora se enamora tras pasar un rato en el bosque con el príncipe; Cenicienta se casa solo porque su pie entraba en el zapatito de cristal, porque al príncipe solo lo conocí de un baile; a Blancanieves la despierta un desconocido con un beso, la sube a su caballo y se la lleva, ante la mirada atónita de los siete enanitos, los pajaritos y Bambi, ¡eso es acoso! Y se supone que estas chicas, a pesar de correr el riesgo de casarse con un desconocido, acaban bien, o eso es lo que nos quieren hacer creer, porque yo no he visto un cuento de Cenicienta diez años después.
Pero las chicas que se casan con Barba Azul no solo cometen el mismo error de casarse con él sin conocerlo, sino que además se trata de un asesino en serie, un coleccionista de víctimas ¿Es que les perdía el hecho de que estaba forrado de dinero y no podían ver más allá? Sin embargo, como al final, la última princesa, la que sobrevive, es salvada por sus valerosos hermanos, todo acaba bien. Ya no es que sea tan tonta de haberse casado con Barba Azul conociendo sus misteriosos antecedentes matrimoniales y sin haber tenido un par de citas antes para conocerse y esas cosas, sino que tiene que ser salvada por su estupidez por otros hombres: el hombre la toma, el hombre la intenta sacrificar, el hombre la salva…
Es tan contradictorio que nos embutan con este tipo de cuentos desde la más tierna infancia y que luego veamos a adolescentes enamoradas hasta las trancas de otros chicos el primer día de instituto y se las juzgue por eso. Los cuentos han creado monstruos, no en el sentido literal, pero sí en el sentido de normalizar ciertos clichés como el del amor romántico, que ya de por sí es fuertemente alimentado por las hormonas, la entrega incondicional a un hombre, la impunidad sobre ciertos actos de algunos hombres sobre las mujeres, la pasividad de ellas frente a su falta de libertad… y así se me ocurriría un largo etcétera para una ponencia sobre la estrecha relación entre la violencia machista y los cuentos de hadas.
He elegido, como cuento principal a destripar el de Barba Azul porque, a diferencia de los otros y a pesar de los estereotipos sexistas y del amor romántico, éste sí muestra un desenlace muy distinto al que nos tienen acostumbradas. Sin embargo, también digo que la princesa podría haber salido del atolladero de ese matrimonio tóxico por sí misma.

lunes, 12 de noviembre de 2018

Un día de mierda


Hoy toca un poquito de purga mental, tenía ganas de escribir un post reflexivo y la idea me la dio anoche, de forma casual, mi tía Cristina, una gran dama de los escenarios que, por cuestiones de una enfermedad crónica, ha tenido que retirarse del teatro y la TV, pero que procura colgar en su canal de YouTube monólogos caseros con mucho humor. Sin embargo, en uno de sus últimos vídeos, coincidiendo con una de sus crisis de dolor, decidió mostrar otra faceta de su vida, solamente para que viéramos que, aunque ella ironiza mucho y bromea con su enfermedad, hay momentos en los que no hay fuerzas para mostrarse delante de una cámara aunque sea con un poquito de maquillaje y que no se puede disimular una voz quebrada, que su vida no es solo humor y gracias, que hay días de mierda y de mucho dolor y, aunque resulte mucho menos atractivo que lo otro, existe y es igual de auténtico y no quería esconderlo.
Hasta Britney Spears ha tenido días de  mierda
Claro, de ahí surge un gran debate sobre las redes sociales, nuestro principal canal de comunicación con el resto de la especie humana a día de hoy, una ventana desde la que colgamos fotos y vídeos sobre nuestro supuesto día a día, pero que, seamos sincer@s, lejos queda de la realidad. Yo me incluyo y soy la primera en considerarme una farsante; me gusta colgar selfies en los que me veo súper favorecida, los platos de los bares o restaurantes a los que voy, las fotos curiosas de viajes o escapadas que pueda hacer, momentos tiernos de mi hijo, una imagen idílica con mi pareja, pero la gente no sabe que a las fotos de mis selfies les aplico el filtro de “modo belleza” para disimular granos, arrugas u ojeras; no es que me pase los días comiendo fuera en plan Carrie de Sexo en Nueva York, ni mucho menos viajar, solo en ocasiones puntuales  ¡ojalá!; muchas veces mi hijo hace que me entren ganas de sacarme los ojos y ponérmelos de tapones para los oídos y con mi marido tengo una relación normal con sus rutinas, sus luces y sus sombras. Lo que ocurre es que solo apetece mostrar lo bueno o lo normal aunque un poquito más edulcorado, ¡nos ha jodido! ¿Y a quién no? ¿Qué gracia tiene hacerme una foto recién levantada con las legañas pegadas? ¿Qué necesidad tenemos de enseñar nuestra realidad más pura y menos atractiva?
Y ahora va… ¿Quién tiene la culpa de esta farsa globalizada?
De un tiempo a esta parte ha surgido la figura del/la influencer. ¿Qué es ser influencer? Sería una persona que cuenta con cierta credibilidad sobre un tema en concreto, y por su presencia e influencia en redes sociales puede llegar a convertirse en un prescriptor para una marca. Explico un poquito cómo va el tema: hay personas que tienen cierto talento social para ganarse un montón de seguidores en sus perfiles de redes sociales, porque saben hacerse fotos estupendas o por lo que sea, el caso es que toda esa cantidad de seguidores hace que esa cuenta de red social sea un magnífico escaparate para las marcas de diferentes productos. Por eso, si entras en el perfil de una fashion bloguer que define su cuenta con las palabras “moda” y “life style”, probablemente encuentres imágenes suyas con diferentes prendas de varias marcas de ropa, videos sobre cómo se ponen una mascarilla del pelo, sorteos de lotes de cosmética y maquillaje y cosas por el estilo. No es que por ser influencers y promocionar por las redes una vida de ensueño ganen una pasta como para poder permitirse cosméticos y ropa de marca y encima pagar las facturas, que yo sepa, a mí nadie me paga por eso. No, en realidad, esa ropa, esas cremas y, si me apuras, los restaurantes y la decoración de sus casas, son de prestado o regalado a cambio de publicitarlo, por lo que todo está pensado y estudiado. Y una vida real no puede estar tan pensada y tan estudiada.
Lo malo de todo esto es que l@s influencers no pueden permitirse mostrar un día de mierda, porque una crema facial sobre un careto deprimido no vende, así que solamente enseñan lo bonito de un modo sobreactuado, proyectando así ante los demás un life style, como ellos dirían, ideal pero irreal ante miles y miles de seguidores que nos lo creemos, que pensamos que esa vida sí es de verdad y que por lo tanto nos esforzamos por alcanzarla también mostrándonos de un modo parecido, escondiendo también nosotros nuestros días de mierda, como si nunca los tuviéramos, como si estos días no existieran. Eso genera una mentira global en la que engañamos y nos engañamos a nosotros mismos. Lo pienso y me agota.
No es que quiera echar la culpa a l@s influences de esto, ell@s se dedican a su negocio y las personas que vivimos en la tierra somos quienes debemos darnos cuenta de todo esto y ver si nos hacemos un daño en cadena al querer ser semi dioses sin serlo, en lugar de mostrar una imagen más real, aunque sea menos atractiva, de nosotros  mismos, si lo que queremos es enseñar, claro.
Creo que más de un@ debería reflexionar sobre este tema, tomar las riendas de su cuenta de Instagram y valorar qué es lo que REALMENTE quiere mostrar de su vida, fuera de los influencers y su caro life style. Que si solamente queremos mostrar lo bonito, adelante, somos libres para ello, pero que también tengamos claro que estamos en todo nuestro derecho de desmoronarnos de vez en cuando y marcarnos un directo con nuestras ojeras, el moñete despeinado en la cabeza, el batín de cuadros y decir “Tengo un día de mierda”.

martes, 6 de noviembre de 2018

Yo también quise ser una Spice Girl


Pero qué alegría me ha dado hoy ver a las Spice Girls en la tele, en un spot en el que anunciaban que volvían para una gira mundial, vamos lo que vienen haciendo también últimamente muchas boy bands de los 90 (véase Take That)cuando quieren volver a llenar de nuevo la hucha. Pero eso da igual, el caso es que me encanta recuperar a bandas que ya se habían separado para hacer un remember y llenar de nostalgia a la generación de millennials que crecimos con ellas.

Las Spice Girlsen los 90
Y es que, en el verano de 96, ¿quién no jugaba a hacer playbacks con sus canciones en un parque, a ritmo de un radio casette, emulando ser ellas, ¡¡las Spice!!? Yo recuerdo que jugaba con mis amigas haciendo la coreografía de Wanna be, con una previa y larga discusión sobre quién era quién, porque recuerdo que todas querían hacer de Emma, aunque yo siempre me pedía a Geri, tal vez para poder ser durante unos minutos todo lo descarada y exuberante que yo no era por vergüenza y cuestiones anatómicas. Muchas (y muchos) hemos soñado en alguna ocasión con ser alguna de ellas. Y es que este grupo, más allá de ser una moda pasajera, fue la primera banda de chicas que nos enviaba el mensaje y nos daba la opción de poder ser diferentes, lo que quisiéramos, y también hacerlo todas juntas: podíamos ser salvajes y locas como Mel B, atléticas y deportivas como Mel C, pijas y sobrias como Victoria, sexys y descaradas al igual que Geri o ingenuas y aniñadas como Emma. Animal print, chándal y deportivas, mini falda negra y tacón de aguja, mechas pelirrojas y plataformas, coletitas y vestidos baby doll, todo valía, solamente había que encontrar nuestra identidad, la Spice con la que más nos sentíamos identificadas, pero todas mezcladas y unidas cantando y bailando juntas.
Recordemos ese grito de GIRL POWER! En realidad no sabíamos qué significaba (al igual que la letra de sus canciones, solamente nos entraba el ritmo y los fabulosos video clips), pero ahora, viéndolo desde mi perspectiva de treintañera que ya ha visto y vivido más cosas y no la de una preadolescente ignorante, creo que ese grupo, su estética, su grito de guerra y todo lo que las caracterizaba, fueron unos primeros coletazos del feminismo en el que hoy nos podemos sustentar las de mi generación. Porque a pesar de ser un producto, una moda pasajera con una estética muy estudiada, también eran personas que buscaban provocar y escandalizar, un modo de luchar también por reivindicar lo que una quiere ser y transmitir.

Cartel del reencuentro de las Spice. Falta Victoria.
Todavía debo tener sudaderas, camisetas, carpetas con fotos y posters en algún lugar guardados de las Spice Girls, incluso alguna Súper Pop o Nuevo Vale, desde luego sus dos casettes por ahí andan todavía, y seguro que si los encuentro me volveré a sentir la cría de 12 años que soñaba con ser alguien como ellas, aunque solo fuera por unos minutos, en el parque de mi pueblo como escenario y con una vieja radio como voz.
Así que todo lo que sea recordar esos maravillosos y nostálgicos años, adelante, me encantará ver a unas Spice Girls cuarentonas mientras me regocijo en mis recuerdos de adolescente emocionada. Por cierto, debo decir que no vuelven las Spice al completo, solo serán Geri, Emma, Mel B y Mel C; Victoria pasa de todo eso, está muy ocupada diseñando ropa cara, pero Victoria también es la pija y la pija puede hacer lo que quiera.
¿Cuál era tu Spice favorita?

viernes, 19 de octubre de 2018

Filósofas en las aulas

Sin intención de pasar por alto el Día Mundial contra el Cáncer de Mama (es un tema al que le he dedicado en años anteriores algún que otro post y del que procuro hacer mención en mis redes sociales), me gustaría utilizar como enlace para esta nueva entrada el reciente twit de la actriz, directora y abanderada del feminismo, Leticia Dolera, en el que celebra que se vuelve a incluir en el plan de estudios de secundaria la asignatura de Filosofía, pero que esperaba que en el temario se incluyesen autoras para su estudio y que no tenga que ser siempre Platón, Kant, Hume y cía. 
Simone de Bauvoir
Leí en una ocasión que la Filosofía es como buscar un gato en un cuarto oscuro y que la Ciencia es encender la luz para ver qué demonios hay en ese cuarto. Más allá de cómo quede frente a la Ciencia con este ejemplo, creo que la Filosofía, a pesar de que ya no ofrezca las respuestas que muchas veces buscamos o que cueste de ser comprendida, es un legado histórico del que hay que aprender y, puede que exista entre los filósofos una panda de mamarrachos retrógrados con ideas sin sentido, que espero que en pleno siglo XXI sean pasados por alto en los planes de estudio, pero también hay una gran cantidad de mujeres filósofas con ideas extraordinarias y que han aportado muchísimo, pero que no han sido tenidas en cuenta. Ahora es el momento de que lleguen a las aulas y motiven a tantas estudiantes que necesitan escuchar esos grandes pensamientos.
Aquí dejo una lista de diez de estas mujeres que merecen ser estudiadas tanto o más que todos esos pensadores que nos han hecho memorizar sin ningún tipo de motivación:
María Zambrano, filósofa, pensadora y ensayista española. El exilio motivado por la Guerra Civil no le permitió que su obra, entre el compromiso cívico y el pensamiento poético, fuera reconocida hasta finales del siglo XX.
Hiparquía de Maronea, fue autora de tres libros y consiguió colarse en los banquetes y reuniones de los filósofos de su momento, aunque muchos de ellos no la vieran con buenos ojos.
Olympe de Gouges, es el seudónimo que utilizó Marie Gouze, escritora, dramaturga, panfletista y filósofa política francesa. Es la autora de la Declaración de los derechos de la Mujer y la Ciudadana de 1791. Murió guillotinada.
Simone de Beauvoir. Adoro sus frases y citas. Fue una firme defensora de los Derechos Humanos y de la mujer y su obra, El segundo sexo, se considera fundamental para la historia del feminismo.
Sophie de Grouchie. Organizaba tertulias filosóficas junto con Thomas Jefferson y la nombrada Olympe de Gouges. Al finalizar el terror Jacobino retomó su carrera literaria y en 1798 publicó su obra más famosa, Lettres sur la Sympathie.
Harriet Taylor Mill. Filósofa inglesa del feminismo y defensora de los Derechos Humanos.Escribió muchos ensayos y pocos llegaron a publicarse en vida, pero su objtivo siempre fue establecer la igualdad definitiva entre hombres y mujeres ante el matrimonio, la educación y la ley.
Lou-Andreas Salomé. Freu dijo de ella que era una mujer "de peligrosa inteligencia", gracias a su amistad con él, Salomé entro y fue una de las pocas mujeres aceptadas en el círculo psicoanalítico de Viena.
Mary Wollstonecraft es una de las grandiosas figuras del mundo moderno. Escribió novelas, cuentos y ensayos y en su obra, Vindicación de los derechos de la mujer, argumentó que la mujer no es inferior al hombre por naturaleza. Ella hablaba de un orden social basado en la razón.
Hannah Arendt fue una filósofa y teórica política del siglo pasado. En sus obras defiende el pluralismo de la política.
Christine de Pizan. Se la conoce como la primera escritora profesional de la historia, además de ser filósofa y poeta humanista. Su obra, La ciudad de las damas. se sitúa en el inicio de la llamada querella de las mujeres. Gran parte de su trabajo contenía información biográfica, algo inusual para su época.
Dicho esto, espero que a algún o alguna profe de Filosofía le llegue este post y le haga pensar en un temario estudiantil más representativo para todos y todas. 

jueves, 11 de octubre de 2018

Jueces y prejuicios


A veces da un poquito de miedo el pensar en quién confiamos la justicia. Platón decía que los únicos seres que se consideraban aptos para gobernar, juzgar y demás acciones que se suceden en una sociedad civilizada eran los filósofos, porque se supone que, como ya conocen todas las cosas “en sí”, no pueden ser corrompidos ni la verdad se les puede distorsionar. Pero creo que Platón, como filósofo en sí, tenía unos pensamientos demasiado  utópicos e idealizados sobre el ser humano.

Es muy difícil, por no decir casi imposible, que una persona pueda conocer la verdad absoluta para hacer la justicia que toca, si encima añadimos las conductas propias de nuestra especie, llenas de prejuicios, malas ideas, negatividad, sátira sobre asuntos serios… todo se vuelve mucho más complicado e injusto.
Hoy en día tenemos, por un lado, jueces que deben mantenerse imparciales durante un proceso judicial para después ofrecer el veredicto más justo ante un caso, tal y como se comprometen a su código de honor, y por otro a fiscales que deben representar y defender… … … … No cuela, ¿verdad?
En los casos de violencia de género todo es mucho más delicado: la inseguridad que siente una mujer de verse desprotegida si denuncia y la posterior decisión de denunciar es un proceso duro, como para encima verse adjetivada y, mucho peor, ridiculizada, como si su maltrato no fuera algo serio, precisamente por esa persona imparcial que debe hacer cumplir la ley y así proteger al ciudadano, son cosas que hacen real que todavía haya un alto porcentaje de mujeres que sufren o han sufrido maltrato, abusos, violaciones…, que prefieren no pasar por un juicio público y quedarse en su casa, en silencio, sin denunciar.
¿Y cuando se cumplen ciertos estereotipos que lo complican todo más? ¿Qué pasa cuando la mujer que denuncia es un personaje público, modelo, actriz o cantante?
María San Juan, me sonaba muchísimo el nombre, luego recordé que cuando yo era más cría y ojeaba las revistas de las semanas de rebajas de El Corte Inglés, ella era una de las modelos que salían ahí, con diferentes prendas de ropa. Una chica muy mona. Después de mucho tiempo me vuelve a sonar ese nombre porque la TV difunde un vídeo de las grabaciones de la sala (alguien olvidó apagar la cámara) donde se había juzgado la demanda de divorcio de ésta modelo a su ex marido, a quien previamente había denunciado por malos tratos y con quien tenía que establecer el régimen de custodia de los dos hijos de ambos, dos bebés de 10 y 21 meses. En ese vídeo se puede escuchar la conversación del juez con la fiscal, tachando a María San Juan de “bicho” e “hija de puta” y haciendo comentarios como “Verás el disgusto que se va a llevar la María cuando vea que tiene que darle los hijos al padre, estará por la noche en el Sálvame poniéndome de vuelta y media”. Independientemente de las medidas que vaya a tomar esta chica o de cómo se resolviera el tema de la demanda por abuso de malos tratos, es necesario hacer nosotras un juicio (nunca mejor dicho) sobre la capacidad de ciertos jueces para hacer su trabajo sin verse contaminados por ciertos aspectos, en este caso, la popularidad o la profesión de la mujer. Una modelo también puede ser una mujer maltratada, las chicas atractivas y conocidas no están exentas de ser víctimas de violencia de género, ellas no denuncian por una cuestión de frivolidad, pero por lo visto hay personas que creen llamarse profesionales y que no saben separar esos detalles de un hecho en concreto o que se piensan que a las mujeres nos encanta que se nos maltrate y se nos viole (véase al famoso juez y su calificación de “jolgorio” y “ambiente distendido”, ante la violación en grupo de los San Fermines). ¿Qué filtros pasan estas personas para llegar a tener un poder tan importante como decidir si una persona es culpable o inocente?
Vergonzosa es también la actitud de la fiscal, no solo por pertenecer al sistema judicial y no frenar las actitudes del juez, sino porque es mujer al igual que la que es objeto de insultos, y no es capaz de empatizar con ella o simplemente respetarla.
¿Es justo un sistema judicial como este, lleno de jueces con prejuicios y mujeres fiscales que aplauden el machismo?

martes, 2 de octubre de 2018

Mi 1 de octubre


Quería comenzar este mes hablando, precisamente, del 1 de Octubre, pero me he retrasado un poquito ya que aún intento conciliar el ser mamá con sacar tiempo para escribir en el blog. De todas formas, no es que haya cambiado ahora la temática del blog y no pretendo ser una polemista más y escribir sobre todo el jaleo que se ha levantado a raíz de lo que sucedió el año pasado con el conflicto catalán y su constante ir y devenir. Qué va, estoy bastante cansadita ya de encontrar cada día en la TV la misma historia; no es que no me preocupe, pero sí me cansa, para qué voy a engañar a nadie, y sobre todo porque es un monotema que quita protagonismo a otros acontecimientos.


Porque seguramente ayer poc@s cayeron en la cuenta de que un 1 de octubre de 1931, aquí en España, se aprobó en las Cortes el derecho al voto de las mujeres y el sufragio universal. Fue un duro camino que comenzó en 1910, cuando se permitió a la mujer acceder a la universidad y poco a poco pudimos ir conquistando espacio. Tan solo tres mujeres ocupaban un escaño en 1931 y entre ellas Clara Campoamor fue, con su discurso inspirador (y en contra de   compañeras políticas como Victoria Kent), la  abanderada y defensora de la ley que otorgó a la mujer la capacidad de hacerse oír en el ámbito político, por una “cuestión de ética”.
Parece mentira que, comparándonos a día de hoy con otros países occidentales, con todo lo dicho, los españoles y españolas no seamos precisamente una nación progresista e innovadora, y eso que nuestra ley de sufragio universal se aprueba antes que en otros países como Canadá, Francia o Bélgica. Pero claro, hubo una Guerra Civil y una dictadura militar por medio que destrozaron todos esos avances, nos hicieron retroceder socialmente, principalmente a las mujeres, que pasamos a ser consideradas propiedad del padre o del marido, y no volvimos a ser tenidas en cuenta en nuestra historia política hasta que la Constitución de 1976 dijo algo así como que “todos los hombres y mujeres somos iguales ante la ley”.
Lo que quiero decir es que ayer se cumplieron 87 años de la aprobación del voto femenino en España, interrumpido por más de treinta años de dictadura, pero aún así fue un logro que hay que recordar. ¿Por qué no dedicamos un día así en celebrar las proezas de pioneras y mujeres valientes como Clara Campoamor en lugar de pelearnos entre ciudadanos de un mismo país, un país que tiene la suerte de albergar tantas culturas juntas?
Guarden las esteladas y enseñen el venus, por favor.

miércoles, 19 de septiembre de 2018

Un primer paso en Marruecos


Marruecos 2018:
6 de cada 10 mujeres denuncian haber sufrido algún tipo de acoso o abuso sexual.
Una joven denunció haber sido secuestrada y violada durante dos meses por un grupo de 15 jóvenes.
Una chica con discapacidad psíquica sufrió abusos por parte de 6 adolescentes dentro de un autobús público, ante la pasividad de varios pasajeros y del conductor y siendo todo grabado y colgado en YouTube.
Los dos hechos anteriores han sucedido el pasado mes de agosto, dadas las estadísticas, seguramente existan más sucesos de este tipo en la sombra. Imagino que por el revuelo que causaron, especialmente el caso de la chica con discapacidad, cuya grabación estuvo durante 24 horas disponible en internet, y la presión social que conllevó todo esto, el gobierno marroquí del siglo XXI decidió, por primera vez, aprobar y (espero) poner en práctica una ley contra la violencia machista que penaliza el acoso en las calles y en los lugares de trabajo. La normativa prevé penas para los acosadores de hasta seis meses de cárcel y hasta 900 euros de multa. 
A priori, esto suena muy de otra época, pero es que se trata de un país en el que no existía legislación contra estos hechos y donde a la mujer no se le considera un ser humano como tal.

Resultado de imagen de marruecos ley acoso mujer

Y es que hasta ahora muchas mujeres no denunciaban estas agresiones por varias razones, como miedo a ser estigmatizadas o a perder su empleo, o porque la sociedad las culpaba directamente de ese acoso, por su manera de vestirse o de comportarse.
Pero, volviendo a la ley, ¿Es suficiente? Por supuesto que no, es más, se queda muy pobre en cuanto a su cobertura, ya que no contempla, por ejemplo, casos específicos y de ámbito privado, como el de violación dentro del matrimonio. Sim embargo, ¿es necesaria? Sí, hay que empezar por algo, hacer camino en estos países en los que todavía a las mujeres se les trata como a menores de edad o como propiedad de su padre o su marido, para llegar a un estado de igualdad total entre hombres y mujeres al igual que se sigue haciendo en el resto de países, porque no olvidemos que en las sociedades occidentales y supuestamente avanzadas todavía estamos en ello.
Y como dice Latifa Boushini, destacada líder del movimiento feminista en Marruecos, además de legislar, "también hace falta sensibilizar a las familias, a los colegios y a las instituciones religiosas".
Pongámonos a ello pues.

domingo, 16 de septiembre de 2018

La dichosa vara de medir

Ainsss... Pero cómo me sigue repateando ver historias en las que claramente se nos intenta dejar a las mujeres en un lugar poco privilegiado y sin embargo, cuando se trata de un hombre bajo esas mismas circunstancias ocurre todo lo contrario.
La "despechada" y el picaflor 
Me explico: todo esto se debe a unas declaraciones de la actriz Andrea Duro que vi en un programa de estos de corasón, y que así, de forma aislada, sonaban a histriónica perdida alegando, en otras palabras, algo como que parece que cuando una pareja corta la relación la "pobrecita" de la historia y la que indudablemente lo pasa mal siempre es la chica. Poniéndonos en situación, Andrea Duro acababa de dejarlo con Chicharito, el futbolista que por lo visto es un picaflor y que en seguida se buscó a otra, y para colmo toda la prensa estaba contando las batallitas de él y sacando en revistas a la actriz como de mujer despechada y herida, cuando en realidad, puede que ella no estuviera tan mal. Lo que Andrea Duro quería decir es que puede que el fin de esa relación (ya sea por infidelidades de él o por lo que sea) fuera lo mejor que le podía pasar para encontrarse feliz y en paz con la vida y que una ruptura de una pareja heterosexual no tiene que implicar obligatoriamente que la parte femenina sea la despechada, la que sufre o la que se va a tirar por el barranco porque la vida sin él ya no tiene sentido. Lo que quería decir y denunciar de alguna manera, es que nunca se habla de un supuesto al revés, nunca oímos un "pobrecito él" tras una ruptura, se da por sentado esa idea retrógrada de que nosotras somos el sexo débil y, por lo tanto, se utiliza diferente rasero para medirnos y juzgarnos. Sí, también en esto, sí. Y esa simple declaración de una actriz a un reportero fue lo que me hizo reflexionar y mucho sobre la vara de medir.
Ejemplo de chica abandonada según ellos...
Pero vamos que no es nada rebuscado lo que estoy diciendo. ¿En cuántas películas románticas veis la escena de la chica con el corazón destrozado sentada en el sofá, despeinada, en pijama y comiendo de un bol de crema de helado? ¿Y en cuantas a hombres en las mismas circunstancias? Ahí está la respuesta.
Hay otro caso en el que a las mujeres se nos juzga diferente a los hombres, la diferencia de edad entre las parejas (nuevamente heterosexuales), saliendo siempre malparadas nosotras. Por ejemplo:Si una mujer de 50 años mantiene una relación con un hombre de 25, ella es una vieja desesperada y él digamos que muy listo; si un hombre de 50 años mantiene una relación con una mujer de 25, él es un conquistador que se está llevando a la cama a una tía más joven que él y ella una guarra que seguro que solo está con él porque tiene pasta. ¿Veis? Podemos añadir también el elemento cuantitativo y de este modo, el hombre que se lía con muchas chicas es un machote y la mujer que hace lo mismo con hombres es un putón. Aquí la vara de medir dista mucho entre un caso y el otro y lo peor de todo es que las personas que más suelen juzgar y "medir" injustamente somos nosotras, las mujeres, puede que por aprendizaje social, pero da igual, no tenemos excusas, nos echamos mierda en nuestra propia casa.
La de 50 y el de 25
La vara de medir tan discriminatoria solo la estoy comentando en el ámbito sentimental, pero vamos, es obvio que en el plano laboral, doméstico, social y en general ocurre exactamente lo mismo, ya sea más disimulado o descaradamente evidente.
Tal vez deberíamos comenzar por practicar un poco más la sororidad entre nosotras (adoro esta palabra) y quizás así nos acercaríamos a igualar el rasero entre hombres y mujeres, dejaríamos de ser por costumbre la pobre chica abandonada por el novio, la zorra buscona o la que no sabe envejecer, para poder ser la chica que termina una relación mirando hacia adelante, la joven que no entiende de edades ni otras manías para conocer gente o la mujer madura que se siente a gusto con su cuerpo.  

viernes, 7 de septiembre de 2018

Conciliando

Vuelvo a las andadas,cuando el tiempo me lo permite. Y es que la última entrada que escribí fue a comienzos de julio, a los pocos dias llegó Joel y con él un cambio de vida total de 360 grados en todos los aspectos de mi vida. Algún día dedicaré un post al parto, que tiene para muchas líneas, pero eso otro día, aunque tampoco quiero convertir este blog en un continuo exclusivo sobre experiencias de maternidad, para eso ya están las webs especializadas y yo, como mujer, tengo muchos otros aspectos más en mi vida de los que quiero hablar y comentar, además de que esa es la naturaleza de este blog: de hablar sobre los diferentes temas que conciernen a la mujer. Pues eso. 
Resultado de imagen de madre primeriza sin dormir

Lo que pasa es que en estos momentos y habiéndome dedicado los últimos 50 días de mi vida a la crianza exclusiva y novata, solo me viene una palabra a la mente:  CONCILIACIÓN. Y es que cuando el fenómeno de la maternidad llega a la vida de una mujer, parece ser que ésta se pasará el resto de su vida conciliando.
Por ejemplo, yo ahora estoy de baja por maternidad, así que suena a que poca cosa más puedo hacer que criar y criar, pero no. Casi desde el primer día en que llegó Joel a mi vida estoy intentando conciliar el sueño si éxito (aquí está, el primer ejemplo de conciliación), parece ser que lo máximo que se puede llegar a dormir son cuatro horas seguidas, y no siempre. Después, a lo largo del día hay que conciliar con un montón de cosas que antes eran tan obvias y compaginarlas con la nueva tarea: hacerse el desayuno con una sola mano, ir al baño y hacer mis necesidades en menos de ¿3? minutos o con el carro acompañado a todas partes, acostumbrarme a ver la casa hecha una mierda y no sentir impotencia de no poder recogerla, conseguir acabar el capítulo de un libro, ver una serie de televisión y enterarme a la vez de lo que ha pasado, aprender a comer con mi mano izquierda (la que tengo libre), corregir mi nueva novela entre tomas de teta y hacer eructar, dedicar momentos a mi marido, tener conversaciones con mis amigas que no acaben en temas que tengan que ver con bebés... En fin esas son algunas de las cosas con las que toca conciliar ahora, y todavía quedan un montón por mencionar, teniendo en cuenta que todavía no llevo ni dos meses así. pero es que no quiero desalentar  a futuras mamás y quitarles el factor sorpresa, dejemos algo de misterio...
Pero resulta que el resto de meses y años seguirá siendo conciliar y conciliar: el volver al trabajo sintiéndome culpable de abandonar a mi bebé, el saber que ya no estoy 24 horas con él y que probablemente me vaya a perder cosas importantes, la lactancia que ya no será exclusiva (a pesar de que la OMS recomienda 6 meses, el problema es que la baja de maternidad en España lo contradice); después serán las vacaciones en familia que no necesariamente son sinónimo de descansar, el seguir manteniendo la pasión en la pareja, la "mudanza" del niño a otra habitación, más culpabilidad cuando se le deje en la guardería y después en el cole, el hecho de que él ya no quiera depender de mí etc, etc. Así hasta pasar  por el síndrome del nido vacío.
Así que esto de conciliar solo es el principio, me está costando escribir esto sin que se me pongan todos los sentidos alerta ante cualquier movimiento raro o sonido que provenga del carrito o los brazos de su padre, no sé cómo me las apañaré en otras cosas sin dejarlas a medias. Pero como todo, esto es cogerle el truquillo. Todas aprendemos a conciliar.

martes, 10 de julio de 2018

Dudas existenciales de una futura mamá primeriza


Antes me resultaba muy cómica la jerga de las madres recién estrenadas y las embarazadas en general. Utilizaban un vocabulario muy extraño, explicaban métodos y teorías dignas de un doctorado, defendían sus nuevos hábitos como si de una religión se tratara y gastaban una forma de medir el tiempo que todavía intento comprender.
En el momento en el que te conviertes en una de ellas, hay que emplearse a fondo porque sino estás perdida en las conversaciones y conforme avanza el embarazo y tienes que compartir tus sensaciones con amigas “expertas” en la materia hay que saber seguirlas y entenderlas correctamente para no quedar como una ignorante de la vida, saber de lo que hablas cuando lo hablas.
Resultado de imagen de madres primerizas
¿Has tenido ya contracciones de Braxton Hicks? ¿Soltaste el tapón mucoso? ¿Cuánto has dilatado? O las primeras preguntas que nos plantean y si no eres una buena matemática estás jodida: ¿De cuantas SEMANAS estás? Yo al principio pensaba, ¿semanas?, ¿por qué si siempre se ha dicho en meses? Mis amigas me decían que estaban de 12 semanas, de 20 semanas y a mí se me quedaba cara de tonta e intentaba hacer un cálculo mental para saber cuánto sería eso en meses. Cuando yo me quedé embarazada no tuve otra que hacerme a eso de las semanas y cuando alguien me preguntaba a mí de cuánto estaba y yo contestaba en semanas, volviendo a preguntarme cuánto era eso en meses, me daba la risa, acordándome de que hasta hacía poco a mí también me pasaba igual y que, en realidad, el mundo no estaba tan loco como me hacían creer ante mis dudas matemáticas-temporales.
Cuando me preguntan qué tipo de crianza quiero llevar con mi hijo, si me he leído alguna de las teorías, yo la verdad es que me siento un poco “dejada”, porque mi método de crianza es la teoría de Mila, es decir, como me ha criado mi madre igual que, imagino, hacen muchísimas otras futuras mamás. No me da por leer un libro para eso, creo que hay cosas que salen de forma natural, pero bueno, también digo que estoy muy verde en estos temas y prefiero no opinar de lo que no sé, del mismo modo que cuando me he visto inmersa en un debate de “Lactancia prolongada vs Leche de fórmula”, ahí mejor no meterme que puedo salir escaldada por las dos partes, cada una que se apañe como quiera.
El otro día me descojonaba con mi tía, cuando me preguntó qué tal me había ido con el médico y yo le dije que aún no había borrado el cuello del útero. ¿Cómo? ¿Es que el cuello se borra? ¿Y cómo es eso, con una gomita de borrar? Decía ella, medio en broma y medio en serio, porque lo de “borrar el cuello” no lo entendía, y yo tampoco, para qué engañarnos. Lo que pasa es que no quieres parecer tonta y no preguntas para que te lo expliquen bien, menos mal que luego se pueden resolver las dudas con el móvil y ya cuando te preguntan quedas como una licenciada en Ginecología.
Si ya las jergas, las opciones de crianza, las mediciones temporales y toda esa larga lista de cuestiones abstractas resultan súper confusas, el tema de los “trastos de bebés” es otra cosa que a una futura madre primeriza puede llevar de cabeza: robot de cocina para papillas, sacaleches eléctrico, contenedor de pañales, accesorios ergonómicos, cojín de lactancia… Y podría seguir con una larga lista de cosas de las que no había oído hablar en mi vida, pero que ahí están y la gente las gasta, bueno, lo del contenedor de pañales y el robot de cocina me parece un poco innecesario, pero vamos, que soy primeriza, igual después pienso lo contrario.
El caso es que he descubierto y sigo descubriendo un mundo aparte sorprendente, complejo, a veces cómico y, como en otros muchos mundos, muy polarizado para según qué temas. Tengo mucha curiosidad y a la vez miedo con lo que me pueda encontrar a lo largo del periodo post parto y su mundo Baby, pero al menos esto es un buen entrenamiento para la fase que vendrá después...

jueves, 28 de junio de 2018

Más manadas

Menudo panorama, desde que la Manada de los San Fermines han salido en libertad con cargos, no hacen más que aparecer sucesos de violaciones en grupo, el otro día una menor en Gran Canarias que fue violada y grabada mientras tanto, por cuatro hombres y un menor; ayer en Molins de Rei una chica a la que metieron en un maletero al salir de una discoteca y se la llevaron a un descampado para violarla entre seis hombres, para luego dejarla abandonada en la calle, asustada y desorientada; ahora estoy viendo la noticia de un padre de una menor que sale de juzgados, de declarar como denunciado, ya que su hija también fue violada en grupo y él decidió tomarse la justicia por su mano...

La imagen puede contener: una persona¿Qué está pasando? El Prenda y sus colegas se descojonan de ver cómo un cámara que le está grabando, cuando éste va a comisaría a firmar (debe ir tres días a la semana por precaución) se tropieza y cae, aparece una foto de la Manada y su abogado junto a otro grupo de jóvenes, en plan "estrellas de Hollywood", con sus fans y celebrando una proeza (la proeza es haber salido de la carcel)...
¿Se ha convertido la Manada en una "marca" que sirve de ejemplo a otros chavales envalentonados, de poca masa cerebral y exceso de testosterona? Dicen en televisión que las violaciones en grupo se han disparado. Yo no sé si es así, si es cierto que están apareciendo nuevas "manadas", alentados por la sentencia de los violadores de San Fermines, que ha dado a entender y lanza el mensaje que cometer una agresión sexual es fácil y sale barato, judicialmente hablando, o si siempre ha existido este tipo de violencia, solo que ahora la noticia se ha vuelto más mediática y estos sucesos sirven para llenar las horas de los programas matinales.
No sé qué pensar, puede que se de un poco de cada circunstancia, pero el caso es que la famosa violación múltiple de San Fermines ha creado un precedente para muchos hombres, mayores y menores de edad también, ojo, porque en estos últimos casos hay chavales que se consideran "menores", aunque vayan a cumplir los dieciocho dentro de pocas semanas, pero se les va a juzgar en base a la ley del Menor. 
Este es el panorama. Un panorama en el que nosotras salimos a las calles a protestar y a exigir respeto y se nos llama "feminazis" y un panorama que, a su vez, permite que estos animales, en lugar de estar apartados de la sociedad, se les concede la libertad, se exige respeto hacia ellos y su intimidad y, lo más preocupante, van creando un ejército de adeptos que imitan sus actos, como si de grandes hazañas se tratara.
Por dios que pare esto ya. Veo en lo que se está convirtiendo la sociedad y pienso en mi hijo que está a punto de nacer, en qué clase de mundo va a despertarse cada día.

miércoles, 20 de junio de 2018

Bajas de maternidad y críticas entre mujeres

A ver, este post viene por una noticia del famoseo de principios de mayo, pero imagino que mi ordenador y su inteligencia artificial me la han hecho saber ahora, que yo estoy a punto de salir de cuentas y en breve estaré disfrutando de mi baja maternal (que no es lo mismo que la de ahora, que es baja por riesgo de embarazo). 
Resumo. A raíz de una foto que subió Pilar Rubio en su Instagram (ains... dichoso Instagram, el origen de todos los males y discordias) en la que se daba a entender claramente que se había incorporado al trabajo después de tener a su tercer hijo, se ve que sus seguidoras, principalmente ellas, hicieron cuentas y se percataron de que la presentadora no había apurado el tiempo de cuatro meses que dura la baja, sino que había vuelto a los platós antes y se sucedieron una serie de críticas negativas hacia ella del tipo:
Imagen relacionada

"Las demás luchando por bajas maternales más largas y todas estas famosas al tercer día ya están "trabajando", como se nota que no los criáis vosotras y flaco favor hacéis al resto de madres por de ejemplo nada de nada".

"@pilarrubio_oficial flaco favor nos hacéis a las mujeres trabajadoras y amas de casa!!! Nosotras luchando por una baja de maternidad digna, y con vuestras comodidades criadas salus...... nos dais mala imagen a la lucha !!! No critico tus comodidades ni las envidio".

"Verguenza me da ver como una madre encima con esas comodidades deja a 3 hijos para irse de shoting...y aqui millones de madres luchando por una baja maternal digna!! Un mes y medio o dos tendra tu bebe..esos hijos que tu desde luego no estas criando..VERGÜENZA PENA es lo q siento de lo mal repartido que esta el mundo".

Y así podría seguir... 
*Un inciso: Si en estos tres comentarios subrayados en morado veis alguna falta de ortografía no es mía, es de las haters que han escrito en el perfil de Pilar Rubio y de cuyos comentarios yo he hecho un copia y pega literal.
Ahora, a propósito de todo esto, dejando a un lado si Pilar Rubio es una tía famosa que paga a nanys para que cuiden de sus hijos o si se puede permitir por su tiempo y dinero renunciar a una baja de maternidad, porque creo que eso ya sería entrar en un área muy, muy personal de alguien, volvemos a hablar del tema de los derechos de la mujer. Es triste, pero juntar "laboral" con "mujer" desencadena situaciones como esta. 
Entiendo que, viendo la situación laboral de otros países europeos, que han mejorado muchísimo en cuanto a horarios de trabajo y conciliación familiar, muchísimas madres trabajadoras españolas se sientan impotentes ante la mierda de bajas, horarios, reducciones y adaptaciones que se nos ofrece, entiendo que hay que luchar por los derechos a bajas de maternidad acordes con las necesidades reales de las madres y sus bebés y por horarios de trabajo que nos permitan atender a nuestras familias, sin tener que recurrir a abuelos o guarderías o a renunciar a una parte del salario al solicitar una reducción de jornada, sintiéndonos al mismo tiempo realizadas como mujeres laboralmente activas y para nada culpables por ello y entiendo que estas mujeres que, muchas veces se ven desbordadas por la propia impotencia que genera todo lo anteriormente mencionado, se cabreen y se quejen cuando sienten que otra mujer "amenaza" con joder lo poco logrado y la necesidad de seguir luchando e insistiendo.
Pero también hay que entender una cosa. Ya he dicho que no voy a entrar en la situación privilegiada que una mujer pueda tener. No estoy de acuerdo con la decisión que tomó Pilar Rubio con respecto a no aprovechar su baja maternal, como bien dicen, perjudica a la lucha por los derechos de las mujeres que tanto esfuerzo y movimiento está generando, pero, aunque suene contradictorio, un derecho es la facultad y potestad inherente en una persona y, por lo tanto, esa persona puede beneficiarse de eso a lo que tiene derecho o pasar de él libremente. Vamos, que yo tengo derecho, en mi condición de embarazada por ejemplo, a exigir un asiento en un autobús que va lleno, pero si me apetece quedarme de pie durante ese trayecto también es de mi libre elección y la gente debe respetarla. 
¿Qué quiero decir con esto? Que sí, que debemos quejarnos objetivamente de todas las cosas que vemos mal en cuanto a la normativa laboral y en qué pinta la figura de la mujer (madre más si cabe) en todo esto, hay una larguísima lista de cosas que han de mejorarse y modificarse y es un trabajo que llevará mucho tiempo en pulir. Pero no creo que la solución sea criticar las decisiones subjetivas de una mujer en concreto. Las mujeres somos nuestras peores y más duras y exigentes críticas, solemos actuar más desunidas que al revés, lo digo siempre, y con el caso de Pilar Rubio en concreto creo que no se ha hecho bien. 
Nadie tiene que linchar públicamente y hacer sentir a una madre mala madre por decidir volver a trabajar antes de tiempo porque así lo quiere ella. 
¿Qué opináis?

jueves, 7 de junio de 2018

Bye bye, bikini

Ayer se comentaba que el concurso Miss América, uno de los certámenes de belleza más importantes del mundo ( y sin menospreciar a Miss Venezuela), se quedaba sin su desfile más ¿emblemático? o el que dio origen al concurso, ya que en un principio, hablamos del año 1921, el certamen se resumía como un escaparate de mujeres en traje de baño y por lo visto, ya no habrá más de estos.

(AP)

Así lo comunicó Gretchen Carlson, la presidenta de la junta de Miss América en un programa de TV de Estados Unidos, defendiendo que, a partir de 2019, ya no se juzgará a la mujer norteamericana por su apariencia física sino por sus muchas otras cualidades y que esto ya no es solo un concurso sino una competencia. Carlson también ha reconocido que el famoso movimiento #MeToo también ha influido bastante en esta decisión de vetar el Bikini del concurso, pero que, por otro lado, era necesario realizar estos cambios.
Ya se han pronunciado algunas ex misses sobre este tema y, paradójicamente, he podido escuchar la opinión de una veteranísima que fue proclamada Miss en el año 49, que dice estar muy de acuerdo con esta decisión, que hay que tener en cuenta muchas otras cualidades y talentos en una mujer más allá de la belleza física, imagino que se refiere a la inteligencia, los valores, las habilidades y muchos otros atributos que verdaderamente componen a una persona; otra ex miss que lo fue más recientemente y que es claramente bastante más joven, sin embargo y para sorpresa mía (para que veáis que el progreso y la adaptación no entiende de edades), opinaba que retirar el desfile en ropa de baño como parte de este concurso es ir en contra de la esencia de Miss América, ya que es la "prueba" más tradicional y el origen de este certamen tan importante y querido para E.E.U.U., además del trampolín y aspiración a los sueños de miles de chicas jóvenes, y que, en cierto modo (y esto me gusta más), uno de los signos de libertad para una mujer es, precisamente, el poder sentirse libres de andar en bikini como una elección propia.

No más desfiles en trajes de baño: los cuerpos ya no garantizarán el éxito en el concurso (Reuters)

Visto así, desde mi punto de vista, puede que ambas versiones tengan cierto grado de razón, no todo es blanco o negro. Me explico: es verdad, no hay que vetar que una mujer salga en un concurso que se transmite en TV en bikini, lo hacen las modelos de ropa interior de Victoria`s Secret en un multitudinario evento seguido por miles y miles de personas, yo incluida porque me encanta esa marca de lencería aunque no me la pueda permitir; si se hace como una elección libre, que cada una vaya como quiera, partiendo de la base de que cada una es dueña de su propio cuerpo. Pero, por otro lado, creo que hemos evolucionado bastante como para seguir puntuando el grado de belleza de una mujer en función de sus medidas físicas o su soltura a la hora de caminar por una pasarela en bikini, si es que hasta la parte de rueda de preguntas de cultura de los concursos de belleza es patética muchas veces. Los concursos de belleza en general creo que están de más en una sociedad en pro de la igualdad de género.
Si dicen que quieren cambiar las reglas del juego en Miss América porque defienden una diversidad de formas de valorar la belleza, igual deberíamos empezar por no continuar con estos concursos de rivalidad entre mujeres, ya que cada una tiene algo que las hace únicas y bellas.  ¿En qué hay que basarse para decidir cual de esas bellezas es la que vale? No se nos puede ni se nos debería medir y puntuar a todas las mujeres con los mismos promedios porque no sería ni justo ni equitativo. Además, QUE NOOO, que no somos un producto, para empezar. La carrera hacia el podium de la belleza física es el mayor mal y el enemigo más grande entre las mujeres.
Es complicado, pero como todo, en este tema hay debate y diversidad de opinión. Imagino que la mía está muy clara.