martes, 9 de enero de 2018

Una voz más

La mía solamente es una voz más entre todas las que se han expresado y lo siguen haciendo, pero es necesario que no dejemos de hablar ni de recordar lo que ocurre. Todavía se me revuelven las tripas cuando pienso en cómo ha terminado 2017. Era algo que, por desgracia, muchas imaginábamos que tenía una elevada posibilidad de desenlace macabro. Sí, lamentablemente el destino de Diana Quer  ha sido el de, por desgracia, muchas otras: Marta del Castillo, Rocío Waninnkhof, Sonia Carabantes, las niñas de Alcásser… 
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Pero si hay algo que tenían en común todas estas chicas era que lucharon por su vida y por la integridad de su cuerpo, murieron  luchando; como dice la madre de Diana en su carta de despedida pública hacia su hija  “Dios te escogió como una de sus mejores guerreras para la batalla más dura. Muchas seguirán viviendo gracias a ti, hay un antes y un después de tu existencia”. No se quedó quieta, peleó y estoy segura de que, a pesar de saber que todo terminaba para ella, peleó para dejar pistas y huellas en su cuerpo para que su muerte no fuera en vano y ofreciera respuestas de lo que realmente ocurrió, para que la rata asquerosa que le hizo todo eso, a pesar de ocultar y mentir no tuviese posibilidades de seguir burlándose de todas nosotras. Y gracias a otros valientes, la chica de Boiro que se resistió a ser introducida en el maletero del coche de “El Chicle” y las dos personas que presenciaron lo que estaba ocurriendo y no optaron por mirar hacia otro lado, se ha logrado que ese energúmeno no vuelva a hacer más daño a otras chicas, solo que para ello alguien ha tenido que pagar un precio muy caro: Diana con su vida. Por eso su madre dice que hay un antes y un después de ella: Diana Quer  no va a salir más de fiesta con sus amigas, no se enamorará, no tendrá hijos, no se levantará por las mañanas para ir a trabajar, no volverá a reír ni a llorar, nada; pero después de todo esto, otras chicas que podrían haber corrido su misma suerte sí lo harán y eso es lo que tal vez consuele a la gente que la quiere.
Por desgracia, en este país no siempre ha sido todo muestras de apoyo. Los medios de comunicación han estado jugando con las informaciones: que si Diana era anoréxica y tal vez sufría desequilibrios, que si una chiquillada y en realidad solo se había fugado para llamar la atención, que si salía de fiesta demasiado, que si los padres no se llevaban bien, que si la madre se mostraba muy fría a pesar de haber desaparecido su hija… en fin, una cantidad de barbaridades que servían de entretenimiento para la gente que le gustaba tragarse toda esa basura, mientras el cuerpo de esa chica esperaba, sumergido bajo el agua de una poza, a ser descubierto. Hay que ver cómo somos y las mujeres, siento decirlo, las peores, cuando deberíamos darnos cuenta de que, en lugar de hacer suposiciones sin fundamento y murmurar hacia todas las direcciones, tenemos que apoyarnos, no conformarnos y buscar una verdadera respuesta.  Porque de momento, bonitas, el panorama es el siguiente: si luchas para que no abusen de ti, te matan y si no pones resistencia para procurar conservar tu vida, te cuestionan como víctima (y eso que se lo digan a la víctima de la Manada). 
No es fácil ser mujer en una sociedad en la que todavía tenemos que buscar un modo de ir acompañadas de noche por la calle, por si acaso, o en la que te ponen a parir y justifican que “la que enseña se lo está buscando” si te da por ponerte para la noche de Fin de Año un mono con transparencias, pero lo complicaríamos menos si todas nosotras pusiéramos de nuestra parte y cuestionáramos menos la forma de vivir cada una su femineidad y si NADIE obviara o se hiciera el loco, mirando hacia otra dirección, como si no fuera con él/ella, mientras en plena calle un troglodita veja, maltrata o abusa de una mujer (independientemente de si es o no su pareja, ¿vale?).
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No digo que todo el mundo sea cruel y despiadado, por suerte hay mucha gente buena, pero si todos y todas fuésemos más humanos, tal vez, corrijo, estoy segura de que muchas de las barbaridades que escuchamos en las noticias o leemos en los periódicos no llegarían a ver la luz; muchas no acabarían siendo otra Diana Quer en las esquelas.
Y con todo esto no eximo ni relativizo la culpa al autor directo de un crimen machista, pero está claro que tod@s debemos pensar qué papel jugamos y cuál es el que deberíamos realmente ejercer en este asunto.

Espero que la muerte de Diana Quer sea un punto de inflexión, que el 2018 que empieza sea el inicio de algo sorprendente que pueda llegar a cambiar la visión actual de la mujer.

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